18. LOS SOLDADOS SE LLEVAN A JETRÓ.
Los soldados se llevaron a Jetró acusado de poseer un esclavo. Todos se quedaron desolados pensando la manera de salvar a Jetró.
A la mañana siguiente a su partida, les despertaron unos gritos que salían de la boca del hermano de Jetró. LLeno de impotencia acertó a decir que fue su esposa la que les había traicionado, pues ella se encargó de avisar a la guardia para que se llevasen a Kimunguiñe.
Tabita solo quería que Jesé y Kimunguiñe estuvieran a salvo y que el hermano de Jetró le acompañaran a Urusalim para pedir justicia para su hermano y para ella confiando en que Yahvé les protegiera.
19.KIMUNGUIÑE Y JESÉ LLEGAN AL LAGO DE GENESARET
Tras pasar la noche en el lago de Genesaret siguieron caminando y caminando absortos en la conversación que Kimunguiñe no dejaba en ningún momento. Tan relajados estaban que, no se percataron del galopar de unos caballos hasta no tenerlos encima. Eran los soldados que cogiéndolos a la fuerza, ataron a Kimunguiñe llevándoselo arrastrado y a Jesé lo tiraron al lago.
20.SE TOMAN MUCHAS DECISIONES
Al salir un día de casa decidida a ir a Urusalim, vio llegar a su hijo Jesé. Con gran emoción le preguntó por Kimunguiñe y les contó lo que había pasado. Le contó que él estaba allí con la ayuda de unos pescadores.
Al día siguiente Tabita, Jesé y Tanit decidieron ir a Urusalim y hablar con el Rey. Una vez allí tardaron tres días en llegar ante el trono del Rey Shelomo.
Jesé arrodillado y en compañía de Tabita y Tanit y le explicó con todo lujo de detalles como llegó Kimunguiñe a su casa y los lazos de unión que mantenían.
El Rey mandó llamar a Jetró y Kimunguiñe que estaban en el calabozo, muy desmejorados pero vivos. El Rey le concedió el perdón pero a Kimunguiñe por no ser israelita, no.
Jetró le agradeció el gesto de libertad pero decidió acompañar a Kimunguiñe hasta que él pudiera también salir en libertad. El Rey decidió estudiar de nuevo el caso y los citó al día siguiente.
21.TANIT ENCUENTRA UNA SOLUCIÓN
Cuando Tabita y Tanit llegaron a palacio ya estaban en la sala del trono Jetró y Kimunguiñe y en un rincón estaba el jefe de los camelleros. El Rey preguntó al jefe de los camelleros que sólo él podía conceder la libertad a Kimunguiñe, pues él compró al esclavo y se escapó. Le propuso recuperar lo invertido a cambio de entregar a Kimunguiñe pero Jetró contestó que él no tenía dinero, solo las tierras que cultivaba para el sustento. Acto seguido, Tanit se arrodilló delante del Rey y Jesé la siguió muy asustado. La Reina la invitó a hablar. Suplicante le dijo que era verdad que Jetró no tenía nada porque era un hombre bueno que todo lo compartía ;ella y asu madre también las había acogido en su casa.
Después se sacó un amuleto de entre sus ropas para ofrecerle de intercambio ; era un regalo de su padre. El Rey o mandó al escriba examinar el amuleto que resultó ser una joya de oro con una piedra esmeralda. Según dijeron podría solucionarles la vida a Tanit y a su madre. No le importó, lo único que quería era la libertad de Kimunguiñe.
El jefe de los camelleros aceptó el intercambio y el Rey ordenó la libertad de Jetró y Kimunguiñe.
Tabita propuso que el acta quedara por escrito y el Rey mandó escribirlo en un pergamino para que nadie confundiera a Kimunguiñe como un esclavo. Así lo hicieron, sellada y firmada por el Rey y la Reina y el juicio se dio por terminado.
22.JESÉ CUENTA UN SECRETO A KIMUNGUIÑE
Todos volvieron al hogar y celebraron la gran fiesta de las tiendas. Dejaban sus casas y durante una semana acampaban con los parientes y amigos. Por la noche encendían hogueras y se ponían a bailar danzas.
Jesé estaba preocupado porque no entendía lo que le pasaba cuando veía a Tanit. Le gustaba mucho y no sabía como tratarla. Pidió consejo a Kimunguiñe y este le dijo que hablara con ella.
23.LA VIDA DE LOS CHICOS CAMBIA
Nuevamente llegaron la guardia del Rey Shelomo a a casa de Jetró. Esta vez para reclutar a Jesé como trabajador para el templo de Shelomo. Jesé ya era mayor para decidir y su padre le dio la oportunidad de elegir. Él dijo que iría como buen israelita.
Al oirlo Kimunguiñe decidió acompañarle y no dejarle solo. Al enterarse Tanit decidió también irse con ellos pero Jetró no pudo permitirlo pues las mujeres no se admitían en esos trabajos y menos solteras. Al decir soltera, les propuso casarse con Jesé y así podría acompañarles. Jetró con todo el cariño le aconsejó tener paciencia y si cuando volvieran estaba todavía decidida podría casarse sin ningún problema. Así se quedó y al menos la dejaron despedirse de ellos hasta el límite de los campos. Al llegar, se despidió primero de Kimunguiñe con un abrazo y éste los dejó solos.
Tal era la admiración que uno sentía por el otro que no se atrevían decírselo a la cara. Al final lo hicieron y Jesé le pidió que le esperara. Dándose un pequeño beso en los labios se despidieron con la tristeza por un lado y la esperanza de volver a verse, por otra.
24.UN TRABAJO SORPRESA PARA KIMUNGUIÑE Y JESÉ
En Urusalím, un escriba iba nombrando a las personas allí convocadas. Dijo el nombre de Jesé y éste se acercó a recoger su tablilla. Les iban informando el lugar de trabajo y sorprendentemente les había tocado al puerto de Essión-Grueber pues creían que les llevaban al templo de Shelomo. También le dijo que podían llevarse a su esclavo. A Jesé no le gustó que le dijera que era su esclavo y le contestó diciendo que no era su esclavo sino su hermano.
Los dos marcharon por el desierto bajo el mandato de Bod-Esmun. El Rey de Israel y el de Sôr colaboraban para establecer una ruta marítima e intercambiar sus negocios. Jesé subió a la barca por primera vez y no le gustó nada.
25. JESÉ TOMA UNA DECISIÓN IMPORTANTE
A Jesé le costaba viajar en la barca, casi siempre estaba mareado. A Kimunguiñe no le costó ningún esfuerzo, es más, le gustaba. Un día pensando que Bod-Esmun hacía la ruta de Urusalim a Sôr, le pidió que mediara para que su chica Tanit, volviera a su pueblo. Le dijo que por su parte no habría niungún problema, pero que si tanto la quería, igual la perdería. Pero a él solo le importaba su felicidad, dijo.
Quedaron de acuerdo para cuando viajaran, él pudiera despedirse de Tanit.
26. LA HISTORIA TIENE UN FINAL FELIZ Y TRISTE
Habían recorrido las costas de la Península del Sinaí. Paraban en los puertos para recoger y soltar mercancías y seguína la ruta.
Cuando divisaron las costas de Saba, Kimunguiñe se alegró y dijo a Bod-Esmun que ese era su país. Desde entonces Kimunguiñe no podía dormir. Al día siguiente le comentó a Jesé la intención de volver a su tierra. Estaba dudoso porque llevaba mucho tiempo fuera y no sabía se se adaptaría. Jesé le dijo que la decisión era suya y como tal no podía intervenir, pero que tenía que hablar con Bob-Esmun.
El jefe estuvo de acuerdo y le ayudaría a patir hacia su país.
Los dos amigos se quedaron solos y se propusieron hablar cada uno de todo lo bueno que habían aprendido el uno del otro cuando estuvieran lejos.
Se abrazaron y se desearon mucha suerte.
Hasta aquí con la historia de Jesé, Kimunguiñe y Tanit. Una bonita historia marcada por la diferencia de culturas, de religión y de costumbres pero que supieron comprender y respetar más allá de los lazos familiares.
En Urusalím, un escriba iba nombrando a las personas allí convocadas. Dijo el nombre de Jesé y éste se acercó a recoger su tablilla. Les iban informando el lugar de trabajo y sorprendentemente les había tocado al puerto de Essión-Grueber pues creían que les llevaban al templo de Shelomo. También le dijo que podían llevarse a su esclavo. A Jesé no le gustó que le dijera que era su esclavo y le contestó diciendo que no era su esclavo sino su hermano.
Los dos marcharon por el desierto bajo el mandato de Bod-Esmun. El Rey de Israel y el de Sôr colaboraban para establecer una ruta marítima e intercambiar sus negocios. Jesé subió a la barca por primera vez y no le gustó nada.
25. JESÉ TOMA UNA DECISIÓN IMPORTANTE
A Jesé le costaba viajar en la barca, casi siempre estaba mareado. A Kimunguiñe no le costó ningún esfuerzo, es más, le gustaba. Un día pensando que Bod-Esmun hacía la ruta de Urusalim a Sôr, le pidió que mediara para que su chica Tanit, volviera a su pueblo. Le dijo que por su parte no habría niungún problema, pero que si tanto la quería, igual la perdería. Pero a él solo le importaba su felicidad, dijo.
Quedaron de acuerdo para cuando viajaran, él pudiera despedirse de Tanit.
26. LA HISTORIA TIENE UN FINAL FELIZ Y TRISTE
Habían recorrido las costas de la Península del Sinaí. Paraban en los puertos para recoger y soltar mercancías y seguína la ruta.
Cuando divisaron las costas de Saba, Kimunguiñe se alegró y dijo a Bod-Esmun que ese era su país. Desde entonces Kimunguiñe no podía dormir. Al día siguiente le comentó a Jesé la intención de volver a su tierra. Estaba dudoso porque llevaba mucho tiempo fuera y no sabía se se adaptaría. Jesé le dijo que la decisión era suya y como tal no podía intervenir, pero que tenía que hablar con Bob-Esmun.
El jefe estuvo de acuerdo y le ayudaría a patir hacia su país.
Los dos amigos se quedaron solos y se propusieron hablar cada uno de todo lo bueno que habían aprendido el uno del otro cuando estuvieran lejos.
Se abrazaron y se desearon mucha suerte.
Hasta aquí con la historia de Jesé, Kimunguiñe y Tanit. Una bonita historia marcada por la diferencia de culturas, de religión y de costumbres pero que supieron comprender y respetar más allá de los lazos familiares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario