Encantadas estamos de retomar nuestras
sesiones de lectura y nuestros encuentros de tertulia. "Colores
Prohibidos" de María Peralta Vidaurreta es el texto elegido.
Un libro
propuesto por nuestras compañeras de Obando y enviado por la Diputación de
Badajoz. Tras lo poquito leído se augura una apasionante y estremecedora
historia. Dos hermanos que, como muchos africanos arriesgaron su vida buscando
un futuro mejor. Pero a ellos les empuja algo más doloroso y personal por lo
que suponemos, vivirán una angustiosa aventura. Trece lectoras del primer grupo
acudimos a la cita y a las trece nos llegó directito al corazón.
CAPÍTULO 1: Amina
Amina era la pequeña de cinco hermanos nacida en Senegal. Nombre Árabe que quiere decir mujer fiel y honesta. Toda la familia celebró el nacimiento con danzas al son del tambor popular de Senegal. Vivía en una aldea a 200 km. de Dakar, ciudad con comercios, puerto y donde los jóvenes acuden a la universidad. El gobierno tiene su sede y los hoteles de lujo acogen a los turistas que vienen de Europa. La vida en la aldea era más diferente. Las casas hay que arreglarlas a menudo para que no entre el agua y protegerlas del viento.
El baño es una letrina en la parte de fuera de la casa. Su padre pescaba y vendía el pescado para conseguir otros alimentos. Su madre trabajaba en el campo recogiendo arroz y cacahuetes. Amina tenía que andar una hora para llegar a la escuela pero le gustaba acudir. Dos de sus hermanos, Abdou y Moustaphá estudiaron en Dakar. Aunque su padre no estaba de acuerdo porque quería que se quedaran con él en el campo. La última vez que sus padres vieron a Abdou, fue cuando se marchó a la ciudad. Dos meses después, le metieron en la cárcel.
CAPÍTULO 2: El pescado de Abdou
Abdou era seis años mayor que Amina y su hermano favorito. Ayudaba en casa en las tareas de la pesca y la recolección. Solía discutir mucho con su padre porque este planeaba el futuro de sus hijos. El futuro era buscarles esposa y esposo. El único que estaba de acuerdo era Moustaphá. Por lo tanto celebraron la boda antes de que se fuera a la universidad. Los padres de Amina tenían un mal presentimiento sobre todo con Abdou.
A los tres meses de irse a Dakar, las cosas cambiaron. A Abdou le vieron besándose con otro hombre en las calles de Dakar. Aunque Amina no lo entendía , en Senegal no está permitido que dos personas del mismo sexo tengan relaciones sexuales. Es un delito con pena de cárcel. Amina se preocupó bastante y suplicó a su hermano Moustaphá que lo ayudara. Pero Abdou no estaba dispuesto a esconder su homoxesualidad ni a huir por esa causa y prefería entrar en prisión. Su padre avergonzado juró que su hijo no volvería a entrar en su casa. Desde ese día su padre no sonreía.
CAPÍTULO 3: La boda.
El día que Amina cumplió 16 años le dijo su padre que se tenía que casar con Mor. Los padres de Mor eran ganaderos y él ayudaba con las ovejas. Amina se conformó después de lo que pasó con sus hermanos y a Mor le conocía desde pequeña. Era guapo, fuerte y cinco años mayor que ella. Se casoron en octubre de 2006 por el rito musulmán. Una semana duró la boda con bailes, banquete de boda y mucha música. La alegría entró en esa casa. Aunque la vida en Senegal no era la ideal para los jóvenes, Amina nunca se planteó abandonar su pais.
CAPÍTULO 4: Una niña
Los primeros meses de casada, Amina fue feliz. Aunque era duro trabajar en el campo ,pues después, tenía que realizar las tareas de la casa e ir al río a lavar la ropa. Uno de esos días, Amina empezó a encontrarse mal y las demás mujeres sonrieron y comenzaron a cantar una canción sobre la fertilidad. Todos estaban muy contentos pues un nuevo niño se esperaba en la aldea. Mor estaba muy contento.
LLegó el momento del parto y todas las mujeres acudieron a buscar un médico. Fueron horas difíciles pero al final la niña nació. Todos se quedaron extrañados al verla. Nació Albina y eso en África no estaba muy bien visto.CAPÍTULO 5: Un futuro para Aida
Cuando Mor vio a su hija se quedó sin palabras. La rechazó y no quería verla. Ese día, terminó su matrimonio que no duró ni un año. El padre de Amina tampoco quiso acercarse a la niña. Pensaba que era un castigo por el pecado de su hermano Abdou. La madre por el contrario la quiso desde el primer día. Amina se sumió en una gran tristeza. En ese país pensaban que los albinos estaban malditos y que la enfermedad era contagiosa. El futuro de su hija se presentaba muy incierto. Su piel tan blanca no soportaría la luz de Senegal. Su madre le aconsejó que tendría que sacar a su hija del país. Nunca había pensado eso y no comprendió el consejo de su madre. No tenían dinero ni hogar donde ir, tenía mucho miedo. La madre le animó confiando que algún día volverían a casa.
CAPÍTULO 6: Preparar el viaje
A principios de 2008, cuando Aida tenía tres meses, comenzaron a preparar el viaje. Su familia le ayudó a buscar la manera de llegar a Europa. Sería por mar y en patera. Esa aventura era un riesgo, unos conseguirían llegar y otros morirían en el intento. Era una salida y empezó a interesarse por su viaje. Su hermano le iba poniendo en antecedentes pero que si conseguía llegar, podría dar un buen futuro a su hija. Comenzaron a conseguir el dinero pues el padre aportó sus ahorros con tal de que saliera del país. El marido también aportaría la mitad de su sueldo para asegurarse de no volver a verlas. Ella lloraba porque no podría devolver ese dinero. Su hermano la tranquilizó diciéndola que si llegaba a Europa y trabajaba, seguro se los devolvería.
Llegó el día de la partida. Su padre no se despidió de ellas. Su madre las despidió llorando y deseándola mucha fuerza, tenía la certeza que volverían. Aida con ocho meses, no se queria desprender del cuello de su abuela. Amina sabía que les esperaban momentos muy duros.
CAPÍTULO 7: Dos días en DakarEra la primera ver que Amina veía Dakar. Le sorprendió ver tantos coches y tanta gente. Llegó con su hermano Moustaphá y llegaron a una casa a las afueras donde había unas 80 personas que se preparaban para partir hacia el mismo sitio. Alguien les dijo que se dirigirían a las Islas Canarias.
Ese día se llevó una gran alegría, su hermano Abdou fue a despedirse de ellas. Estaba muy delgado y cojeaba al andar. Se abrazaron y tuvo palabras bonitas para la niña. Abdou le explicó que cumplió su condena en la cárcel pero que no quiso volver a casa. Le explicó que la cojera era debido a las palizas que le dieron. Lo que no sabía Amina era que Abdou se embarcaría con ellas. Los hermanos se habían preocupado por conseguir el dinero, sabían que Abdou, Amina y su hija tenían que huir a Europa. Fue una dolorosa despedida.
Dos días después y tras darlos algunas instrucciones, emprendieron el viaje. Les aconsejaron no llevar documentación, pero Abdou le entregó el pasaporte para que se le guardara bien por si en algún momento lo necesitaba.
CAPÍTULO 8: Viaje en patera
La embarcación era demasiado pequeña para tanta gente. Aunque les dijeron que no se preocuparan, la angustia era evidente. Les aconsejaron no moverse mucho para que la embarcación no se desestabilizara y cayeran al océano. Amina iba sentada al lado de su hemano con su hija en brazos tapada con una manta. Todas las personas embarcadas miraban a su hija y no les hacía mucha gracia, otros se ofrecían a ayudar, pero los jefes eran los que mandaban.La postura era incómoda y Aida fue la única que pudo dormir esa noche. La oscuridad en medio del Océano era extraña.
Cuando empezó a amanecer, los niños tenían hambre. Amina le dio el pecho a su hija, la resguardó de los rayos de sol y se quedó de nuevo dormida. Los adultos comieron. La madre de Amina le había echado fruta y cacahuetes para el viaje sin saber que tenía que compartirlo con su hermano. Los jefes también les repartieron arroz y patatas además de agua, pues durante el día hacía mucho calor. Algunas personas vomitaban debido al meneo de la patera. Y así otra noche, y otro día y otra noche más. Al cabo de cinco días seguían en la patera.
Ya se les terminó la comida y el agua y empezaban a desesperarse. A Amina ni le salía la leche de lo débil que estaba, no tenía fuerzas. Todos pensaban que iban a morir.
CAPÍTULO 9: Pánico
Uno de los momentos más difíciles se presentó cuando una mujer gritaba que su hermana no la respondía. Había muerto. Llevaban cinco días metidos en la patera sin lavarse ni nada y todo olía mal. Amina se sentía mal, temía por su vida y por la de su hija. En una ocasión le pasó por la cabeza tirarse al Océano pero su hermano Abdou medió para evitarlo.
Todo cambió cuando vieron un helicóptero volar por encima de la patera. En ese mismo momento gritaron con fuerza con las manos levantadas suplicando que fueran a rescatarlos. Ya se veía tierra aunque la patera se había quedado sin gasolina. Por fin llegó al rescate, un barco de Salvamento Marítimo ; Amina, amarrada a su hija , pensó que estaban salvados.
Aquí terminamos la lectura con las ansias de seguir esta entrañable historia.