Una nueva tarde de lectura con El Principito y con otro de los grupos del club. Seis lectoras hemos compartido el libro con los once primeros capítulos.
Cuatro nuevos capítulos donde hemos avanzado un poquito más en esta bonita aventura.
CAPÍTULO SEIS
El principito solo se distraía con las puestas de sol. Se extrañó que en el planeta Tierra hubiera que esperar para ver las puestas de sol. Su Planeta era tan pequeño que las veía a cada momento, y sobre todo no se casansaba de verlas cuando estaba triste.
CAPÍTULO SIETE
El quinto día en el desierto el aviador descubrió algo más sobre el Principito, el amor a una flor. Preguntaba si los corderos comían flores. Al decirle que si, quiso saber si comía flores con espinas, a lo que le dijo que si, que los corderos se comían todo.
No le hacía mucho caso pues estaba muy entretenido en la reparación de su avión. El Principito no dejaba de preguntar sobre las espinas de las flores y a él solo le importaba arreglar el avión. Casi enfadado el Principito le contestó que hacía millones de años que las flores tenían espinas, y que si los corderos se las comían como que no le daba importancia a eso. En su Planeta había una flor especial, que solo existía allí y que con tan solo mirarla le hacía feliz.
El avidor le vio tan triste que ya prestaba menos atención al avión y decidió consolarle. Le comentó que dibujaría un bozal para el cordero y así no se comería la flor de su Planeta.
CAPÍTULO OCHO
El Principito le contó muchas cosas sobre la flor y porqué se alejó de ella. Que en su Planeta un día creció una hierba donde salió un capullo que al salir el sol se convirtió en una flor muy bonita. Descubrió que era una flor caprichosa y vanidosa. Estaba orgullosa de sus espinas porque la hacían más fuerte. A lo único que temía era a las corrientes de aire. Le pidió que la protegiera del viento pues en ese planeta decía hacía mucho frío. El Principito empezó a desconfiar de ella, y aunque alegraba el entorno con su color e invadía con su olor, no supo valorarlo y la abandonó.
Después se arrepintió de haberse ido, seguro era demasiado joven para saber quererla.
CAPÍTULO NUEVE
El Principito abandonó su Planeta. Antes quiso dejarlo todo en orden. Limpió los volcanes, arrancó los brotes de los baobab. regó la flor y la tapó con la tapa de cristal. Se despidió casi llorando y la flor se disculpó porque los dos se querían y ninguno lo había expresado.
Le pidió quedarla sin la protección para convivir con el aire y los animales ; tenía que acostumbrarse. Le invitó a que se marchara cuanto antes, no le gustaban las despedidas y agarró con un lazo a un grupo de pájaros que pasaban por allí y se marchó abandonando su Planeta . Su intención era visitar todos los Planetas por los que pasara.
CAPÍTULO DIEZLlegó a un Planeta y se topó con un Rey. Éste en cuanto le vio le nombró su súbdito. Era un hombre serio pero él llegó muy cansado y necesitaba sentarse. Le preguntó que de què era Rey y le dijo que de todo señalando las estrellas. Como imaginaba que tendría mucho poder, le pidió ver una puesta de sol. Le pidió que esperara, no era el momento, tendrían que esperar a que llegara la tarde. Al ver que el Rey no podía concederle ese deseo decidió irse. El Rey insistió que no se fuera, no quería quedarse de nuevo solo y le ofreció ser su ministro de justicia. Pero comprendió que allí no había gente a la que juzgar. Entonces le pidió que ordenara como Rey , seguir su viaje. Para retenerle le ofreció ser embajador para representar a su país allí donde llegara.
El Principito mientras viajaba no paraba de pensar lo extraña que eran las personas mayores.
CAPÍTULO ONCE
En el segundo Planeta al que llegó, vivía un vanidoso. Llevaba un sombrero que llamaba la atención. El vanidoso le dijo que era para saludar a sus admiradores. Como era el único admirador, le pidió aplaudiera con las manos y él comenzó a saludar con su sombrero. Al principito le pareció divertido, mucho más que con el Rey. El vanidoso le pidió que le admirara, pues él se sentía el hombre más guapo, el mejor vestido, el más rico y el más listo de todo el Planeta. No era de extrañar, era el único hombre que habitaba en el Planeta.
El Principito se fue y siguió pensando en el camino que las personas mayores son muy extrañas.
Y así, terminamos esta sesión sorprendidas por el pequeño Principito y reflexionando sobre todo lo que ese niño descubría sobre los mayores.
CONTINUARÁ.......
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