lunes, 16 de abril de 2018

Segunda sesión de Fácil Lectura con "El Conde de Montecristo"

Siguiendo con la lectura del Conde de Montecristo en Fácil Lectura, retomamos en el capítulo diez de la primera parte.
Doce lectoras, y en esta ocasión con una nueva incorporación , Luisi, nos hemos adentrado en la soledad y la desesperación por las ansias de venganza de Edmundo Dantés.

 "Dos años después de haber comenzado el túnel, Edmundo y el abate Faria, lo terminaron. Pero la enfermedad del abate les impediría realizar lo planeado, escapar.
Ante lo evidente, el abate le aconsejó que huyera sólo, no sin antes confesarle un secreto que le convertiría en uno de los hombres más ricos del mundo: buscar el tesoro que se encontraba en la isla de Montecristo.
El abate murió y Edmundo maquinó su salida del castillo de If. Sacó a su amigo del saco donde presumiblemente le iban a tirar al mar, consiguió sacarle, llevarle a su celda y ocupar el lugar de su amigo. Así fue arrojado al mar a la aventura de ser un hombre libre. 
Tras varios días a la deriva y casi sin fuerzas, fue rescatado por un barco de marineros que le ayudaron y le alejaron del castillo.

Edmundo entró en prisión a los diecinueve años y ahora tenía treinta y tres. Se convirtió en un hombre distinto. Los tres meses que permaneció en el barco que le había rescatado, le hicieron observar que se trataba de una nave que transportaba mercancías de contrabando. Como buen marinero, ayudó y recorrió varios países sin olvidarse de Danglars, Fernando y Villefort, los responsables de su desgracia.
Tras un desembarco en la isla de Montecristo, Edmundo decidió quedarse solo para llevar a cabo el plan que su amigo el abate le confió. Buscó el tesoro, lo encontró y no podía creer que era rico.
Recogió algunas joyas y embarcó con los compañeros rumbo a Italia. Edmundo se despidió del patron y los marineros aludiendo haber heredado mucho dinero y que no tenía ya que trabajar.
Ya con su barco puso rumbo a Marsella para ver a su padre y a Mercedes. Su padre había muerto y Mercedes cansada de esperar se fue de la ciudad.
Planeó su venganza haciéndose pasar por diferentes nombres y apariencias viajando por Oriente y Occidente. Ya enterado de todo lo acontecido y la vida que llevaba  cada uno de sus enemigos, pasó a llamarse el Conde de Montecristo.
En París, hizo amistad con Alberto de Morcerf, que era hijo de Mercedes y al cual había salvado de unos bandidos. Le llevó a su casa y allí se encontraba su padre el conde de Morcerf y la condesa(Mercedes).
Con su fortuna, trapicheos y fingiendo buenas intenciones, se hizo amigo de Danglars y de su esposa.
Así lo dejamos en el capítulo seis de la segunda parte.
Comentamos la emoción del argumento y recordamos haberlo visto en novelas y películas.
A continuación felicitamos a Edu y a Pepi por su cumpleaños. Nos invitaron a unos dulces.

Un momento divertido y lleno de buenas energías. Les entregamos un detalle que les encantó.
Y aunque esos momentos nada tenían que ver con la lectura, nos ayudaron a conocernos un poco mejor aportando lo mejor y lo peor de cada una.
Finalizamos la sesión con la foto de grupo y manifestando un día más la alegría de vernos.




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