A las 10 de la mañana estábamos en la Biblioteca con todos
los preparativos del cuentacuentos.
A las 10:45, comenzaron a subir los niños y niñas del Centro
de Educación infantil “la Noria”.
Los
dispusimos sentados en el suelo y comenzamos a contarles el cuento de “Icarito
quiere volar”. Un niño soñador que quería volar como los halcones. Buscaba alas
y se las pegaba, pero no conseguía volar. Cada vez que lo intentaba, se caía de
bruces al suelo. Hasta que se dío cuenta de que él era diferente a los pájaros
y que de lo único de que se tenía que preocupar, era de ser feliz tal como era.
Apagamos las luces, cerramos las ventanas e iluminamos el
panel sobre el que tenían que prestar toda la atención.
Una vez
terminó la contada, la comentamos entre tod@s. Los más grandecitos se percataron
perfectamente de la historia y se notó que habían cogido el hilo del argumento.
Para entretenerles un ratito más , Esther, la maestra, les
contó una historia de Gloria Fuertes y otro de Ricitos de Oro y los tres
Ositos, que encontró por los estantes.
Momentos después, dimos por finalizada la sesión,
repartiéndoles el detalle que les teníamos preparado a cada uno. Cogimos unas
bolsas de tela que, Diputación nos envía anualmente, y les metimos, fichas,
pegatinas, cuentos y demás material donado por Medicus Mundi ; además de unos
caramelos que el Ayuntamiento de mano de las monitoras nos prepararon. Con toda
la ilusión, nos iban diciendo su nombre y les colgábamos la bolsa. Se fueron
encantad@s.
No hay duda de que recibir al público del futuro es la mejor
manera de mantener viva la ilusión por el trabajo que realizamos.
Estos niños y niñas, se ríen y lloran con facilidad, son
agradecidos y cualquier cosa les hace
felices.
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