miércoles, 3 de noviembre de 2021

Amina y Aida, una bonita historia que llegó a su final.

Y seguimos con la historia de Amina y de su hija Aida. Hemos llegado a conocer los sinsabores de tantas situaciones difíciles como las que seguía viviendo.

 10. LA LLEGADA A TIERRA

Por fin llegaron a Tierra, concretamente a la Gomera, en las Islas Canarias. Ayudaron a Amina a bajar de la barca y enseguida se ocuparon de Aida. Le pusieron manta limpia y la dieron leche, A ella le dieron agua y también algo de comer pero estaba tan cansada que apenas comió nada. Quería reunirse con su hermano pero tuvo que esperar a descansar un poco.

Se dio cuenta que a los hombres los apartaban para un lado y a las mujeres y niños para otro. Sintió miedo, algunas personas le hablaban pero no entendía el idioma. Una chica le habló en francés indicándola que la siguiera a un polideportivo para darla agua y comida y que un médico las vería a su hija y a ella, pues la salud de la niña les tenía preocupados. Esa misma chica la tuvo que ayudar  a ponerse de pie .

 Ella le suplicaba ver a su hermano pero la chica le indicó que el médico vería primero a las mujeres y niños y después a los hombres pero, que no tardaría en verle.

El médico reconoció a Aida y se centró en las heridas de la piel por causa del sol y en sus ojos. Comprobó que tampoco veía bien pues, los ojos de las personas albinas son muy sensibles a la luz. Amina no entendía nada, solo quería encontrarse con su hermano para buscar soluciones y comenzar una nueva vida.

Poco después embarcaron rumbo a Tenerife. Buscó la fuerza para subir al barco pensando que allí estaría su nuevo hogar, pero se equivocaba.

11.EL VIAJE QUE NO TERMINA

Llegaron a Tenerife y las llevaron a una comisaría. Allí le pidieron la documentación y ella entregó el pasaporte. Tras el comentario de los motivos por querer sacar a su hija de Senegal, una mujer policía se acercó para orientarla como pedir asilo para vivir en España.

Todo no sería tan rápido como ella desearía, pero la dijeron que mientras tanto no la echarían de España.

Al  cabo de un rato las enviaron a un campamento poco acogedor. La única alegría fue que se encontró con Abdou que aunque no lo decía, estaba preocupado por nuestro futuro.

A los pocos días los montaron en avión para cambiar de destino, Madrid. Ante la incertidumbre, Amina no perdía la esperanza. Rezaba consolando a su hija y acordándose de su madre y de su aldea.

12. UNA NUEVA REALIDAD

Ya en Madrid, las separaron por grupos, unos volverían a Senegal  y los otros a la espera de información y nuevo destino.

 Abdou les explicó su homosexualidad y el peligro que corría en su país. Amina tenía mucho miedo de quedarse sin su hermano y les explicó que ser homosexual en España no es delito.

La tranquilizaron diciendo que había que esperar y ajustarse a lo que dijera la ley. Les llevaron a un albergue de Madrid. Otros compañeros embarcaron hacia Castellón, Murcia o Zaragoza.

La personas del albergue les atendieron muy bien y esa noche pudo descansar un poco. Aida no era rechazada por nadie y ya no lloraba tanto. Le informaron que habían pedido los documentos para solicitar el asilo, cosa que tardaría unas semanas.

Amina se ofreció a trabajar pero la trabajadora le explicó que la cosa no era tan fácil como se lo habían pintado en su país. Habló con su hermano y vieron que la situación no era fácil.

Salieron a dar una vuelta por Madrid y les sorprendió ver tanta gente de aquí para allá y hablando con el móvil. Se pararon al ver un señor sentado en el suelo sin una pierna y parecía pedir algo y nadie le hacía caso. En su país eso no pasaría, atendían a las personas mayores y compartían la comida. Amina y Abdou pensaban que no eran personas como las de su aldea.

Aún así, tenían que adaptarse a esa nueva vida y luchar por todos los que se quedaron en Senegal.

13.PETICIÓN DE ASILO

La burocracia ante la petición de asilo fue lenta y difícil : presentar mucho papeleo y demostrar no haber cometido ningún delito en España ni en Senegal ; y luego había que esperar lo que  decidieran los jueces.

A los tres meses le llegó la buena noticia: habían concedido el asilo a ella y a su hija. Una vez tuviera los papeles, podía buscar trabajo, tener un médico y llevar a su hija a la guardería.  Viviría en un piso con otras personas extranjeras con la ayuda de la ONG durante un tiempo.

Abdou todavía no sabía nada de su situación. No estaba de acuerdo el vivir con otras personas, quería un piso para vivir los tres juntos.


 A las dos semanas, comunicaron a Abdou que no le habían concedido el asilo. Llorando le explicó que no habían podido demostrar por lo que estuvo en la cárcel y que no había pasado el tiempo suficiente para que su expediente estuviera limpio. Llorando se abrazaron y con la única idea de recurrir el caso.

Amina y su hija se fueron a vivir al piso de unas chicas senegalesas amigas de su hermano. Awa, que así se llamaba una de ellas, las recibió con cariño y llorando se rompieron en un abrazo.

Awa trabajaba de cocinera. Amina le pidió que la encontrara trabajo pero le dijo que la cosa estaba difícil.

Abdou encontró trabajo en el campo. Aunque no tenía papeles, le dieron la oportunidad. La preocupación era que se tenía que ir a Almería por tres meses.

14. LA CALLE

Se sintió muy sola sin Abdou. Aunque Awa la trataba muy bien, sabía que algún día tendría que irse a vivir a otra casa.

Su hermano le mandaba algo de dinero aunque no era suficiente. Ella necesitaba trabajar, necesitaba sentirse útil y cuidar y mantener a su hija.

Uno de esos días, habló con su madre. Le dio ánimos y le habló un poquito de la vida de Senegal.

Pasaba el tiempo, Awa se echó novio y no le gustaba que Amina y su hija estuvieran allí. La situación se complicaba y Awa la invitó a irse de allí antes de que pasase algo. Se fue muy triste, paseó por la ciudad con Aida. Paseó durante cuatro días y cansada se sentó en un banco de la calle. No tenía donde ir y nada que comer. Allí pasó la noche y nadie les molestó y nadie les ayudó.

A la mañana siguiente se fue a la ONG a pedir ayuda. La mandaron a un piso con más mujeres africanas y niños. Tendría que buscar dinero para ayudar en la casa y mantener a su niña. Y a su hija también le vendría bien estar con otros niños.

15. MI PRIMER TRABAJO

En el piso vivían cuatro mujeres y seis niños. Una educadora social le ayudaba en el papeleo y en la búsqueda de empleo. Su hermano le seguía mandando dinero prometiéndola que pronto estarían juntos.

Amina estaba preocupada por su hija, algunos comportamientos le asustaban. Sabía que no veía bien pero había otros comportamientos raros.

Encontró trabajo en el locutorio ayudando a otras personas a llamar por teléfono y conectarse a internet. Allí trabajó cuatro meses solo, la despidieron para dar ese trabajo a un familiar del dueño del locutorio.

Amina se encontró sin trabajo y Abdou llevaba ya un año fuera. Un día la llamó para decirla que no volvería a Madrid. Tenía trabajo en Almería y le ofreció irse con él, allí le buscaría un piso para ella y su hija.

Amina  y Aida estaban acostumbrándose a la vida en Madrid y su hermano le ofrecía otro lugar desconocido.

16. ALMERÍA

Se fueron a Almería a finales de verano de 2009 aunque los trabajadores de la ONG la aconsejaron quedarse en Madrid.

Allí vivirían las dos, su hermano y Pedro.  A Amina no le pareció bien que su hermano tuviera pareja y viviera con ella. Creía no ser un buen ejemplo para Aida. Pedro era buen chico pero ella no estaba a gusto.

Su hermano y Pedro ganaban suficiente dinero para vivir. Hablé con mi madre de la situación en la que nos encontrábamos y  a mi madre tampoco le hizo gracia que viviéramos juntos .

Un día Abdou llegó enfadado a casa, había hablado con su madre y le sentó muy mal que Amina se me metiera en su vida. Sin reparos la invitó a irse de su casa si no le respetaba.

17. LA PLAYA

Era domingo y la noche anterior no había dormido por la preocupación. Dejó a la niña dormida y se fue a pasear por la playa. Quería pensar. Sorprendentemente vio llegar mucha gente a la playa. Una barca con gente se acercaba a la orilla. Una situación parecida a la que ella vivió. Se acercó y se ofreció a ayudar a una señora que no conocía el idioma porque venía de Argelia. La abrazó y la consoló. Después se los llevaron a un polideportivo y nunca más volvió a verla.

Ese día tomó una decisión personal sin consultar con nadie. Quería trabajar en la acogida de extranjeros.  Habló con una chica de la ONG y le propuso hablar sobre el asunto.

18. TOMAR MIS PROPIAS DECISIONES

Amina se iba encontrando más animada. Empezaba a sentirse útil. Había encontrado un proyecto importante sin preguntar si hacía bien o mal.

Llegó a casa de Abdou contenta porque sentía que nunca había tomado decisiones, siempre las habían tomado por ella. Pero ahora estaba viviendo una vida que era la suya y no quería que nadie la manejara por ella.

Se puso manos a la obra y se fue a hablar con la ONG para explicarles que quería colaborar con ellos.

Su labor sería ayudar a los extranjeros para apoyarles en los trámites y en la comunicación. Pero lo triste fue que por esa labor no cobraría nada.

Quería quedarse en Almería, cerca del mar y  cerca de su hermano.

Bea, la chica de la ONG la animó diciéndola que si se quedaba allí podrían ayudarla perfeccionando el castellano, a buscar empleo y solucionar temas legales.

Le habló de su hija y de los problemas por los que salió de Senegal. Y que no sabía como ayudarla.

A pesar de todo parecía una niña feliz. Le gustaba jugar con otros niños pero su comportamiento era diferente al de los demás.

Conocieron a la niña y le acompañaron a visitar al doctor. La niña necesitaba gafas y una crema especial para la piel. Ella estaba más preocupada por buscar trabajo y darla de comer que otra cosa. Las gafas y la crema costaban mucho dinero y no podía comprarlas.

La misma ONG le ayudó a través de los medios de comunicación conseguir el dinero para Aida.

Y así consiguieron las cremas y las gafas y además juguetes y ropa ; todo el pueblo se portó muy bien con ellas.

Después de ayudarle a elaborar un curriculum y repartirle por diferentes lugares, la llamaron de un restaurante para una entrevista.

Por fin tuvo trabajo, Pedro y Abdou la ayudaron con Aida y así empezó a ahorrar un poquito de dinero y a colaborar con la asociación de ayuda a los extranjeros.

Su madre se alegró de su nueva situación y siguió animándola a luchar por lo que creía.

19. DIEZ AÑOS DESPUÉS

Llegó el año 2019 y Amina seguía en España donde habían pasado muchas cosas. Estuvo dos años en el restaurante pero España entró en una crisis y se quedó sin trabajo.

Mientras ,trabajó limpiando portales, cuidando a ancianos, recogiendo fruta, repartiendo propaganda... en todos los trabajos era querida.

Abdou también se quedó sin trabajo en el campo aunque ya consiguió su permiso. La crisis económica desembocó en el cierre de muchos negocios y empresas.

Abdou y Pedro se fueron a trabajar a Barcelona. Aida y ella se quedaron en Almería ayudando a los extranjeros que entraban por la costa. La niña estaba en el colegio y ya se había hecho a esa  ciudad. Abdou lo comprendió aunque se fue triste.

Amina todavía no había conseguido vivir en un piso sola con su hija. El dinero no le daba para eso. Aida se había adaptado al colegio y en el centro se hacía todo lo posible para que, a pesar de sus problemas, no perdiera el ritmo de la clase. Se sentaba en primera fila para ver mejor y lejos de las ventanas para que le llegara menos la luz.

El colegio disponía de tecnología que a Aida le facilitaba mucho las cosas.  Tenía un profesor de apoyo dos veces a la semana que se preocupaba  que el material fuese el adecuado para su poca visión. Se le notaba la evolución en su aprendizaje.

Amina le hablaba de Senegal y de la aldea donde nació. Le explicó que su nombre significaba "la que regresa" aunque eso estaba lejos.

En Senegal habían cambiado para mejor las cosas, en España había mejores servicios que allí.

Consiguió la nacionalidad Española aunque por ello tuvo que renunciar a la de su país.

Aida había crecido y se la llevaba por las tardes a la playa. Una de esas tardes le preguntó que qué soñaba cuando cerraba los ojos en la playa.

La niña contó que soñaba con niños de colores. Que cada niño es de un color pero nadie se ríe de nadie. Le enseñó a su madre un dibujo en el que se veía un bosque verde con columpios y atracciones de feria. Se veían muchos niños jugando y disfrutando. Cada uno de los niños que aparecían, los pintó de un color diferente.

Y así terminó la aventura de Amina. Una mujer nacida en Senegal y que para cuidar y salvar a su hija, tuvo que arriesgarse a morir camino de Europa. Esto nos demuestra el poder de superación y protección del ser humano en situaciones extremas.
 



 


 


 


 


 


 


 


 


 

 

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