jueves, 16 de enero de 2020

La casa de Bernarda Alba, nueva lectura

Día 15 de enero, nueva sesión de lectura con el primer grupo. La casa de Bernarda Alba es la nueva historia que nos hará disfrutar claramente.
 No faltó nadie a la cita de lectura y fueron muchas las impresiones que coincidieron en que teníamos otra obra de teatro a la vista.
Recordamos las distintas representaciones que afortunadamente se han realizado tanto en televisión como la versión representada en nuestro pueblo. Habría que adaptarla, y por supuesto trabajaríamos para sacarla adelante.
En primer lugar se leyó la pequeña biografía de Federico García Lorca, un repaso por su vida personal, política y literaria. Una parte de la trágica historia de España donde se acabó con la vida de Lorca y con todos los proyectos pendientes de realizar. Uno de ellos y de los últimos terminados es el que citamos y que con ilusión nuevamente comenzamos.

1.Las criadas
Las criadas esperaban que Bernarda y sus hijas regresaran de la Iglesia donde se había celebrado el entierro de su marido Antonio Benavides. Aprovecharon la ausencia de Bernarda para comer y charlar un rato aunque sabían de sobra que deberían tener todo reluciente para su llegada. Poncia una de las criadas, confesó el poco cariño que sentía hacia Bernarda, que si no fuera porque sus hijos trabajaban sus tierras, se marcharía de la casa.
2.Bernarda
Una de las criadas hablaba y hablaba, no muy bien de la casa, cuando de pronto vio como entraban las vecinas en la sala. Entonces empezó a fingir y lamentarse por la pérdida de Antonio Benavides. Una voz imponente interrumpió diciendo- Silencio!. Era Bernarda que con gran desprecio invitó a la criada que se retirase y a las vecinas y a sus hijas que se sentasen. Les invitó a una limonada. Durante unos minutos de conversación sobre los hombres que asistieron al entierro, Bernarda no consintió que se hablara de cosas que podrían afectar a sus hijas en público. Así que oraron por el difunto y se retiraron.
3.El luto.
Ya a solas en la casa, Poncia le dio una bolsita a Bernarda con el dinero que los hombres habían reunido para pagar la misa de su marido. Bernarda le pidió que saliera al patio, les diera una copa de licor y se aseguraba de que no entraran en la casa. Aunque la dijeron que mucha gente había acudido a dar el pésame, no lo agradeció, pues pensaba que solo habían ido a fisgar y luego criticar.
La madre reunió a las hijas y les advirtió que durante los ocho años que durara el luto, no quería verlas salir de la casa. Que podían empezar a coser el ajuar. Magdalena replicó los consejos de la madre pero no les sirvieron pues Bernarda se impuso y les recordó que ante la ausencia del padre en la casa mandaría ella.
4.Los hombres del patio
Angustias, una de las hijas llevaba sin aparecer un rato y la madre preguntó por ella, al saber por Adela, que había salido a mirar las gallinas y que estaba mirando por la rendija de la puerta, montó en cólera y comenzó a llamarla. Asustada se presentó y le reprochó si veía bien perseguir a un hombre el día del entierro de su padre. Angustias lo negó y Bernarda le plantó un buena bofetada. Poncia oyó los gritos y entró en la habitación para mediar y calmarla.
5.Malas lenguas
Una vez a solas, Poncia trató de justificar a Angustias. Esta le explicó a Bernarda que lo único que quería saber era lo que decían los hombres. Bernarda quiso saber lo que hablaban y por lo visto hablaban de Paca una vecina a la que se habían llevado al monte. Que al regresar volvió con todo el pelo suelto y una corona de flores. Según Bernarda era una forastera desvergonzada y que además los hombres con los que se fue tampoco eran del pueblo aunque les gustaba verlo según Bernarda.
Poncia añadió que se habían dicho más cosas pero que le daba vergüenza decirlo. Bernarda enfureció porque quería que sus hijas trataran solo con gente de su clase. Poncia sabía que presumían de lo que no tenían.

6.Las hermanas
Amelia y Martirio hablaban de Adelaida, una vecina que no había ido a darlas el pésame. Por lo visto no la dejó el novio y las hermanas pensaron que para ese viaje no querían novio ninguno. Magdalena se unió y les comentó el chisme que circulaba por el pueblo. Resultó que Pepe el romano se quería casar con Angustias. Todas lo veían bien menos Magdalena que suponía venía a por el dinero.  A Adela no le convencía lo del luto y en cuanto las criadas les dijeron que Pepe el romano se acercaba por la calle, salieron a mirar. Adela se fue a la habitación para mirar también.
 7.María Josefa
Mientras las hermanas buscaban una ventana por donde ver a Pepe el romano, Angustias, bien preparada se acercó a la puerta para salir a la calle pero su madre se lo impidió y le recriminó su poca decencia cuando su padre estaba recien enterrado. Ella contestó que su padre hacía tiempo que murió. Bernarda le recordó que su padre cuidó de ella lo mismo que de sus hermanas ; aún así Angustias le rogó que la dejara salir pero su madre no lo consistió.
De pronto salió Mª José, la madre de Bernarda reclamando un hombre para casarse con él. Aunque la retuvieron para volverla a encerrar en su cuarto ella insistía que se quería ir para casarse con un hombre guapo que le diera felicidad.

Y aquí se dejó la lectura hasta la próxima sesión.






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