martes, 22 de diciembre de 2020

Poema "Se acerca la Navidad"

 La Biblioteca "Antonio Horrillo Arias" se viste de Navidad y para ello ha realizado una pequeña presentación con un  precioso poema navideño.

Usuarios/as infantiles de 2º de primaria además de algunas lectoras del club de lectura fácil "Amigas y Conocidas" son las protagonistas de este bonito trabajo.


Muchas gracias por la participación.

martes, 15 de diciembre de 2020

Seguimos con las sesiones de lectura con "Cuentos Sorprendentes"

 Un día y una sesión más con el Club de Lectura Fácil "Amigas y Conocidas" de la Biblioteca. Nueve lectoras hemos asistido para seguir con los cuentos sorprendentes.

  LA VENGANZA

"Lev Sávvitx Turmánov era un hombre normal y tenía una mujer joven y agradable ; se encontraba jugando una partida de cartas que de momento no le iba bien.

 Se levantó y dió una vuelta por las salas. Vió a unos jóvenes bailando y una mesa con algo que comer. Se puso un vaso de whisky, se lo bebió todo, pinchó una sardina de una mesa y de repente oyó unas voces que llegaban de las sala de al lado. Reconoció aquella voz, era su mujer, pero no sabía con quién estaba hablando. Siguió escuchando y reconoció la voz de su amigo Degtiariov. Mantenían una conversación de complicidad y se sintió traicionado. Comprendió que su mujer no podía vivir ni un día sin alguna aventura.

 Siguió escuchando y en la conversación se escuchaba proponerla una cita aunque decían que era difícil que no se enterara su marido el calzonazos.

Construyeron un plan. Cuando él saliera se pasaría por el parque para reunirse con el inspector. Ella saldría un rato antes y dejaría una nota en el vaso del parque que ella conocía. Así sería más misterioso y ni el tonto de su marido ni la mala pécora de su mujer, se enterarían.

 Lev Sávvitx regresó de nuevo a sus partidas de cartas. A pesar de lo escuchado, no le hizo ni enfadarse ni enfurecerse, hacía tiempo que había dejado las discusiones de su mujer, no esperaba nada de ella, haciéndola ver que no se daba cuenta de sus aventuras. Lo que peor le sentó fue, que le trataran de tonto, pánfilo y calzonazos. Un hombre- decía, amable cuando le veía y por detrás le traicionaba.

Siguió con la mala suerte en las cartas y cada vez iba enrabietándose más.

Durante la cena no se atrevía a mirar a Degtiariov. Aún así éste, no dejaba de hacerle preguntas incongruentes; deciía que le notaba triste e incluso se atrevió a decirle a su mujer que no se preocuba de la salud de su marido. Ella se hacía la tonta.

 LLegaron a casa, y no podía estar tranquilo. Pensaba a cada momento qué hacer para vengarse de su amigo. Al final tuvo una idea. Mientras su mujer dormía, escribió un mensaje, con otra letra y con algunas faltas de ortografía.

El mensaje estaba dirigido al señor Dulinov, un comerciante de mercería. Le ponía que, a las 6 de la tarde pusiera 200 rublos en el vaso de mármol del parque, a la izquierda de la glorieta. Si no lo hacía, su mercería sería destrozada y él asesinado. Pensó que el tendero se asustaría, llamaría a la policía y se presentaría a esa hora al lugar reseñado, cogiendo infraganti a Degtiariov.

Rebosaba de emoción solo de pensar en el día siguiente y la cara que pondría su amigo cuando le atraparan. Se fue al trabajo, pero a las 6 se fue para el parque y en ese momento vio a Degtiarov. Éste cogió el sobre y sorpresivamente para el señor Savvitx, su amigo con cara de sorpresa, acertó a decir "muchas gracias".

 Resulta que el tendero al leer la carta se asustó, pero en vez de llamar a la policía, metió los 200 rublos en el sobre y los quedó en el vaso. Savvitx se pasó toda la tarde en la puerta del tendero tratándole de cobarde y de hombre de mala muerte".

 EL ESPECTRO 

"Enid y Gran iban cada noche a la sesión de cine en el Gran Splendid. Allí apartados del mundo, solo tenían ojos para la pantalla. Según el cuento, Enid y Gran estaban muertos. Él no había conocido una mujer como Enid y se extremecía al pensar que algún día le pudiera mirar sin indiferencia.

Cuando vivían entre los vivos, Enid era una mujer bella pero, desgraciadamente estaba casada. Su marido era un actor extraordinario: Duncan Wyoming que murió muy joven después de rodar dos películas, "El páramo y Más allá de lo que se ve". El marido de Enid era el mejor amigo de Gran. Entre los tres había mucha confianza pero él no la miró nunca como amiga.

Vivieron juntos dos meses en Canadá, cuando regresaron a Hollywood, Duncan murió. Sus últimas palabras fueron que Gran, cuidara de su mujer como un hermano. Volvieron a Canadá y el deseo por aquella mujer, que no podía tocar,  era cada vez más intenso.

Al tercer mes, le confesó su amor por ella. Enid se ruborizó y le mandó callar. A partir de ese momento sabían de la conexión creada entre los dos. Ella le confiaba todo aquello que Duncan era incapaz de comprender.

Cada día le demostraba su amor , pero ella  le decía que estaban haciendo un crimen. Después de cuatro meses juntos, fueron al cine Metropole a ver  "El páramo" una de las  dos últimas películas que protagonizaba Duncan.

Desde la penumbra del palco, vieron aparecer a Duncan Wyoming, su figura en la pantalla les dejó petrificados sin dejar de mirarla. A Enid se le cayeron las lágrimas. Fueron varias noches y se acostumbraron a ver a Duncan todas las noches.

 La película trataba de un drama ocurrido una parte en Canadá y la otra en Nueva York. En la escena principal Duncan mataba a un hombre que resultaba ser el amante de su mujer.

Unas escenas que Duncan interpretaba como nadie. Una noche , Gran y Enid sintieron que en unas de las escenas Duncan los miraba, Enid se sobresaltó.

Para todos el páramo era ficción, pero para Enid, Gran y Duncan la escena cobraba vida en el palco. Aún así, seguían yendo al Metropole y cuando las luces se apagaban los nervios saltaban y empezaba el drama otra vez.

Sabiendo que a muchos kilómetros de Nueva York estaba enterrado Duncan, sentían como cada noche los ojos de Duncan se clavaban en los suyos. Tal es así, que en uno de los momentos en que Duncan se levantaba de su diván y se acercaba a la pantalla en un impresionante primer plano, una luz deslumbradora los dejó ciegos. Enid gritó y todos los presentes se giraron hacia ellos comprobando y voceando que parecía dos muertos.

Una película que les costó de nuevo la muerte y su separación con Enid. Aunque volvieron de nuevo a ser invisibles antes los vivos y disfrutando de otra de las películas de Duncan, y esta vez preparados ante cualquier movimiento raro que les obligaría a colarse por cualquier rendija, pues ellos no estaban dispuestos  a ser expulsados del mundo de los vivos.

De esta manera acudían cada día al Gran Splendid, se instalaban en un palco y les daba igual que estuviese ocupado o vacío".

Y así terminamos la lectura y el libro. Comentamos y recordamos algunos de los capítulos más interesantes ,aunque todos nos entretuvieron, entre asombro unos ,y descofianza otros.

Y deseando pasar unas felices fiestas, nos despedimos hasta el 2021.





 

viernes, 4 de diciembre de 2020

Nueva sesión de lectura con "Cuentos Sorprendentes"

 Siguiendo con la dinámica de lectura, en esta ocasión le ha tocado al segundo grupo partido en dos turnos y con todas las medidas de seguridad. Como en la sesión anterior, leimos los tres primeros capítulos ya expuestos y resumidos en el post anterior.





lunes, 16 de noviembre de 2020

Retomando las sesiones de Fácil Lectura

Después de sufrir un duro confinamiento y no menos duros meses de verano, hemos retomado las sesiones de lectura fácil respetando todos los protocolos: distancia , mascarillas y cumpliendo con el aforo permitido.

 

 "Cuentos sorprendentes" es el título elegido para compartir los próximos dos meses lectura.

Hemos creado dos grupos de seis lectoras en cada uno y así mantenernos hasta recibir nuevas modificaciones.

A las 17:00 horas comenzamos la lectura con seis lectoras del primer grupo y con este sorprendente libro de relatos para continuar a las 18:00 con el segundo.

CUENTOS SORPRENDENTES

1-La puerta abierta.

El Sr. Framton Nuttel sufría crisis nerviosas y su tía le aconsejó viajara unos días al campo donde ella había vivido tiempo atrás. Le escribió una cartas para que se las entregara a algunos de los vecinos más conocidos ; y así no encerrarse solo en la casa.

A la primera que visitó fue a la señora Sappleton. Le atendió una niña de unos 15 años. Tomaron conversación y entre otras cosas, la chica descubrió que el señor no conocía a su tía. Fue entonces cuando la chica le relató la gran tragedia de su tía hacía ya tres años.

Le señaló una de las puertas vidrieras que daban al jardín y que según su versión tenían mucho que ver con la tragedia. Decía que hacía tres años el marido de su tía y sus dos hermanos pequeños salieron por esa puerta a cazar y nunca volvieron. Se ahogaron en un pantano. Nunca encontraron sus cuerpos, dijo. Aun así, continuó la chica, a mi tía le parece que algún día volverán a entrar  acompañados de su perro spaniel que tampoco encontraron.

Apenada recordaba hasta la ropa que llevaban sus tíos, el marido de su tía un impermeable blanco y el hermano pequeño, Ronnie, siempre cantando una canción muy popular dedicada a los cazadores.

Sentía y se estremecía en la silla al recordarlo, pues le daba la sensación verlos entrar de nuevo por la puerta. En ese momento entraba su tía y al Sr. Framton se le divisó un gesto de alivio. La señora Sappleton se disculpó por haberle hecho esperar. Enseguida se puso a hablar sobre la caza, que la puerta del jardín estaba abierta porque su marido y sus hermanos habían ido a cazar, becadas al pantano y los esperaba por esa puerta. El Sr. Framton no daba crédito a lo que estaba oyendo. Cambió de conversación intencionadamente para desviar el tema. Les habló de sus enfermedades, de los consejos de sus médicos para mantenerse sano aunque a la señora Sappleton le daba casi igual.

En ese momento la señora Sappleton se removió como pendiente de algo. Ya están aquí!-dijo, llegan a la hora del té y con las botas enfangandas.

Al oir esto, el Sr. Framton notó un escalofrío, miró a la chica que miraba aterrorizada hacia la puerta cosa que él hizo también y no podía imaginar lo que vio. A la media luz del anochecer, vio acercarse a tres hombres con un arma cada uno y uno de ellos con un impermeable sobre los hombros. Y más lejano se oía una voz que cantaba.

El Sr. Framton se levantó de un salto, cogió el bastón y el sombrero y huyó cruzando la sala, cosa que a los tres hombres les sorprendió. Era el Sr. Nuttel- dijo la señora Sappleton-, parece que ha visto un fantasma. La sobrina les explicó que seguro huyó por el perro. Según ella, le contó, que les daban pánico porque una vez en la India, mientras visitaba un cementerio le atacaron. Tubo que refugiarse en una tumba y tuvo que pasar allí la noche mientras los perros merodeaban cerca de él.

Lo que no se imaginaba ninguno era que, la chiquilla podía inventarse una historia nueva en cualquier momento y cualquier situación.

2. El regalo de Reyes.

Della Dillingham después de recontar el dinero que tenía ahorrado, comprobó tener 1 dólar y 87 centavos, un dinero que no era suficiente para hacerle un regalo a su marido para Navidad. Lamentó la situación pues su marido se merecía un detalle. Vivían en un piso alquilado, pagaban 8 dólares y su marido ganaba 20. No les daba para ahorrar mucho aunque a veces pensaba que el dinero no hacía la felicidad.

Pero dejó de lamentarse, se maquilló y se dejó el pelo suelto, su pelo que era una de las cosas de las que estaba más orgullosa. En el caso de su marido, lo más preciado era su reloj de oro.

Se puso la chaqueta y el sombrero, todo viejo y gastado y con los ojos brillantes abrió con impaciencia la puerta del piso y bajó las escaleras hacia la calle. Llegó jadeante delante de un letrero que decía:"Madame Sofronie.Cabellos de calidad de todo tipo". Entró y le preguntó a la señora Sofronie si compraba su cabello. La señora aceptó una vez  que se lo hizo soltar para tocarlo y revisarlo. Le ofreció 20 dólares los cuales aceptó.

Con los 21 dólares y 87 centavos se dirigió a comprar el regalo a su marido. Pensó que le haría mucha ilusión una buena cadena para su reloj de oro. Así lo hizo y eligió una de platino muy simple, pero discreta y valiosa como Jim, su marido. Le encantaría, pues casi le daba vergüenza mirar la hora porque no le vieran la correa de cuero gastado que tenía.

Llegó a casa y se puso a arreglarse el pelo para disimular los estragos causados por la generosidad y amor a su marido.

A las siete de la tarde llegó Jim y se puso blanca por un momento. A Jim se le veía delgado y serio. La miró con una extraña expresión en la cara. Por fin ella le dijo que se había cortado el pelo porque no podía vivir la Navidad sin hacerle un regalo. El pelo crecía y el regalo los haría más felices. Jim no sabía como responder, la miraba como si pareciera idiota. No estés serio-le decía-, y se abrazaron.

Ella intentaba convencerle de su hazaña diciendo que los cabellos que tenía se podrían contar uno a uno pero nadie podría contar el amor que le tenía. Los Reyes Magos traían regalos de mucho valor, pero que los regalos que no se pueden contar son los más valiosos .

Entonces Jim sacó un paquete de la cartera , se le entregó y al abrirle descubrió porqué reaccionó de aquella manera al verla con el pelo cortado. Dentro del paquete había dos peinetas para el cabello que Della había admirado muchas veces en el escaparate de Broadway. Della lloró, eran unas peinetas muy bonitas de carey, las abrazó contra su pecho y le tranquilizó a Jim diciéndole que enseguida le crecería el pelo.

Llegó el momento de que Jim viera su regalo. Della le tenía bien apretado en su mano. Se lo entregó alabando su belleza y todo lo que había recorrido para conseguirlo. Preguntó si le gustaba y que le gustaría probarlo en el reloj. Jim se tiró al sofá y confesó haber vendido el reloj para comprar las peinetas.

Y así se contó la historia de estos dos jóvenes quizás imprudentes, quizás pocos sensatos de sacrificar sus mejores tesoros. Los dos demostraron ser los verdaderos Reyes de Oriente.

3.El collar.

Era una chica alegre y encantadora casada con un oficinista del Ministerio de Instrucción Pública. Llevaba una vida simple, pero desgraciada. Le hacía sufrir su casa pobre y la fealdad de sus ropas.

Soñaba con otra vida más ostentosa, salas perfumadas donde pasar horas y horas con los amigos más íntimos, hombres halagados y deseados por todas las mujeres.

Estaba cansada de comer todos los días cocido y soñaba con manjares exquisitos servidos en bandejas brillantes. Lo que más le gustaba era lo que no tenía.

Una tarde su marido le entregó una carta convencido de que le haría mucha ilusión. La carta era una invitación del Ministro  de Instrucción Pública y su esposa para asistir a una de las veladas del Ministerio. Ella tiró la carta pues no le hizo ninguna ilusión. Al marido le impactó cuando le oyó decir que no iba porque no tenía ropa para ponerse en la fiesta.

Su marido le ofreció 400 francos que tenía ahorrados para un fúsil. Con ese dinero tendría para comprarse el vestido. Una vez tuvo el vestido se veía mal sin una joya que lucir pues según le dijo a su marido las mujeres acudirían deslumbrantes. Como no había dinero para más, el marido le aconsejó se pusiera flores naturales que le sentarían muy bien. Pero ella no estaba muy convencida.

De pronto Jim , su marido, se acordó de su amiga Madame Forestier y la convenció para que la pidiera alguna joya para la fiesta, una vez terminara se la devolvería.

Aceptó, y Madame Forestier le prestó la joya que más le gustó, un collar de diamantes precioso.

La fiesta llegó y cuando apareció todos los hombres la miraron de lo elegante y alegre que iba. Bailaba dejándose llevar, era admirada y feliz despertando el deseo a su alrededor.

Se fueron a toda prisa a las cuatro de la madrugada y procurando que nadie les viera arropados con el abrigo que nada tenía que ver con las ropas que llevaron a la fiesta.

Ya en casa, se dio cuenta que no llevaba el collar. Aterrorizada miró por todos lados, por todos los bolsillos y por todos los rincones pero no le encontraron. El marido salió haciendo el mismo recorrido que hicieron andando al bajar del carruaje, y ni rastro. Puso en los diarios la noticia, ofreciendo una recompensa a quienes lo encontraran. y nada.

Optaron por comunicar a su amiga que al collar se le había roto el cierre y que estaba pendiente de arreglo. Monsieur Loisel había envejecido 5 años por lo menos.

Cogieron el estuche del collar y se pasearon por todos las joyerías y lograron encontrar un collar similar en la joyería del Palacio Real que costaba 40.000 francos. 

Después de varias conversaciones decidieron comprarle. Echaron mano de 18.000 francos que al señor Loisel le había dejado su padre. Acudirían a los amigos y lo demás pedirían un pequeño préstamo.

Asustados por la angustia del futuro y por la miseria que se les venía encima, compraron el collar y se presentaron en casa de Madame Forestier para devolvérsele. Ésta lo recogió sin mirar ni abrir el estuche.

A partir de ese momento dejaron de tener sirvienta, abandonaron la casa y se fueron a vivir a una buhardilla. Tenían una vida de lo más humilde.

Cada mes liquidaban pagarés y renovaban otros. El marido trabajaba de día y de noche haciendo horas extras para poder salir del pozo en el que estaban metidos. Los dos se veían viejos y Madame Loisel recordaba en muchos momentos la fiesta y todo lo que disfrutó en ella.

Ya la cuenta estaba saldada y en uno de sus paseos de domingo por los Campos Elíseos vio a la señora Forestier. Al acercarse y saludarla, no la reconoció de lo desmejorada que estaba. Todo por tu culpa-le dijo-. Aquel collar que me prestaste para la fiesta, le perdí. Para no quedar mal, compré otro similar que nos llevó 10 años pagarlo.

Qué pena!, ¡pobrecita, mi collar era falso, como mucho costaría 500 francos!


Aquí lo dejamos hasta la próxima sesión que será con el segundo grupo de lectura.

 


 









lunes, 14 de septiembre de 2020

2ª entrega de la XI VElada Poética "El coraje de ser mujer".

 Aquí presentamos la segunda entrega de la XI Velada Poética "El coraje de ser mujer".



lunes, 24 de agosto de 2020

XI Velada Poética (Recordatorio) 2019

 
Debido a las circunstancia que todos sabemos, la Biblioteca no ha presentado la Velada Poética. Aquí os dejamos una primera parte de la Velada celebra el pasado año.
 

jueves, 16 de julio de 2020

Trabajando en la XII edición de la Velada Poética

Melisa Gallego, Concejal de cultura, nos propuso celebrar la Velada Poética. Extrañada por la situación, me sentí con miedo y descolocada porque no estaba en nuestros planes celebrarla.
Después de reunirnos con un pequeño grupo colaborador, el de todos los años, decidimos empezar con el proyecto de la XII Velada, solicitando  la garantía y la seguridad que los tiempos requerían.
Cada cual expuso su opinión sonando en cada momento lo vivido hasta el momento. Que sería de justicia llevar a cabo un pequeño homenaje de recuerdo a todas las víctimas que se ha llevado la pandemia ; que lo mejor sería dedicarla a la esperanza, la solidaridad, las ganas de vivir, valorar las cosas, apelar a la  responsabilidad pero sin incidir mucho en todo lo que se ha sufrido para  evitar herir la sensibilidad de mucha gente. Con todo este contenido, teníamos claro el tema principal de esta edición.

Hablamos con la Concejal de Cultura Melisa Gallego y nos animó a que comenzáramos a trabajar en el proyecto. Que el Ayuntamiento estaría al frente de todas las medidas de seguridad y todo el material que llegásemos a necestar ,sin olvidar que la agenda la marca el desarrollo favorecedor de la COVID 19. El único requisito era celebrarla en el parque de la laguna donde el espacio no supondría dificultad a la hora de mantener la distancia de seguridad.
Todo estaba dispuesto para comenzar a buscar material y personas participativas.

viernes, 26 de junio de 2020

Primera toma de contacto después del confinamiento

El grupo de L.F. encargado de los ensayos por audios durante el confinamiento, se reunió el pasado miércoles día 24 para tener la primera toma de contacto y para tantear un poco los ensayos presenciales.
Mantuvimos la distancia y todas las medidas higiénicas y aunque la situación se percibía diferente a otras situaciones, el ensayo se realizó y se representó el primer acto de la obra.
Esperando poder representar en agosto, decidimos seguir ensayando lunes y miércoles.

sábado, 25 de abril de 2020

Seguimos con la lectura interactiva

El club de fácil lectura "Amigas y Conocidas" sigue con la lectura de manera interactiva durante el confinamiento del teatrillo adaptado de "La Casa de Bernarda Alba".

miércoles, 1 de abril de 2020

Preparando el teatro adaptado de Bernarda Alba

Seguimos con el proyecto de representar la obra adaptada de "La Casa de Bernarda Alba". Por causas que todos conocemos, hemos tenido que apartar esta y otras actividades que no eran compatibles con el confinamiento al que necesariamente estamos obligados.
Pero se nos ocurrió que lo podríamos hacer de manera interactiva (a través de audios) y así poder repasar el texto que, a la vez que leíamos nos íbamos metiendo en el papel de cada personaje.
Una idea que comenzamos el día 20 de marzo. Cada tarde nos conectamos a las 18:00 h., para repasar un acto. Es una buena manera de no perder, aunque sea media hora, los hábitos de lectura.
Personajes de la obra:

DIRECTORA:..........ÁNGELA CALVO
NARRADORA:.................ANTONIA CALDERÓN
BERNARDA: ...................PEPI MALDONADO
PONCIA:............................ISABEL LÓPEZ

CRIADA:............................ISABEL CALVO

VECINA:............................PEPI SIERRA
ADELA:..................................NICA CALVO
MAGDALENA:...........................PIEDAD AIRADO
ANGUSTIAS:...............................EDU OCAMPO
MARTIRIO:.......................ANTONIA RODRÍGUEZ
AMELIA:...............................TOÑI HUERTAS
MARÍA JOSEFA:..........................ROSI CALVO
PRUDENCIA:....................MARÍA LUISA PEÑA








martes, 10 de marzo de 2020

Primera toma de contacto preparando la actividad del libro "La Casa de Bernarda Alba"

El pasado jueves nos reunimos para tratar sobre la actividad del libro "La Casa de Bernarda Alba". No había dudas, sería una obra de teatro adaptada a la lectura fácil. Lo teníamos fácil, a través del libro, elaboramos los diálogos ajustándonos a la narración y con el permiso de Ana Crespo.


NARRADORA: La familia Alba vive en un pueblo andaluz. El padre acaba de morir y Bernarda, su viuda se ha quedado a cargo de sus cinco hijas. La mayor  se llama Angustias, y tiene 39 años. Magdalena, Amelia, Martirio de 24 años y Adela de 20 son las más jóvenes.
En la casa también viven dos criadas. La mayor se llamaPoncia y lleva muchos años sirviendo en la casa de Bernarda Alba.
Se acaba de celebrar el entierro de Antonio Benavides y su viuda Bernarda y sus cinco hijas estaban en la Iglesia.
(Habitación pintada de blanco, con decoración de cuadros de paisajes exóticos o imaginarios , cortinas en las puertas, una mesa y sillas de enea)
(En escena las dos criadas conversando mientras esperan a Bernarda y sus hijas)
CRIADA.- Estoy harta de escuchar el repique de las campanas.
PONCIA.-Esa misa dura más de dos horas! Menos mal que nos hemos quedado un rato solas! Voy a aprovechar para comer un poco de pan y chorizo.
(Poncia se presenta con un trozo de pan y chorizo y un plato de garbanzos)
CRIADA.- (Mirándola con cara de asombro) Pues como te vea Bernarda!
PONCIA.-¡Me da igual!¡Que se fastidie! Si ella no quiere comer , que no coma. Pero no hace falta que nos mate de hambre a nosotras. ¡Menuda mandona!
CRIADA.-(Con ansia) ¿Me das un poco?
PONCIA.-¡Claro! Toma. Y coge también un poco de garbanzos, hoy Bernarda no se dará cuenta de nada. Ahora cuando terminemos, ponte enseguida a limpiar, que como no esté todo reluciente, se enfadará. Ella tiene que ser la más limpia, la más decente, la más importante. Su marido el pobre, por fin descansará.
CRIADA.-¡No exageres!
PONCIA.-¿Que no exagere? Hace treinta años que vivo con Bernarda, que lavo su ropa y como de sus sobras. La cuido y la obedezco. Pero te aseguro que no la tengo ningún cariño. Si no fuese porque mis hijos trabajan en sus tierras, le diría lo que pienso de ella y me marcharía de esta casa. (Pausa)
Todo es apariencia, muchas camisas de hilo y muchos bordados finos, pero en realidad no tienen ninguna fortuna. La única que tiene dinero es Angustias, la mayor, la hija de su primer marido. (Un nuevo repique de campanas interrumpió la conversación).Me voy a la Iglesia
CRIADA.-(Limpiando y hablando sola) Aunque al final, todos acabaremos en el mismo lugar,
Antonio Benavides, ¡Fastídiate! Ya no podrás levantarme la falda detrás de la puerta del corral!

(Entran Bernarda y sus hijas junto con las vecinas en la sala. Vestidas de negro con pañuelos en la cabeza y echándose aire con los abanicos)
CRIADA.- ¡Ay ,Antonio Benavides! ¡Que triste me siento!¡Sin ti esta casa no será la misma!
BERNARDA.- (Con voz potente  y severa) ¡Silencio! Los pobres no sabéis comportaros. Sal de esta habitación. No te corresponde estar aquí.
VECINA.- Los pobres también tienen sentimientos Bernarda.
BERNARDA.-Sentimientos que olvidan cuando tienen un plato de comida delante.
VECINA.-Pero es que para vivir es necesario comer.
BERNARDA.- A tu edad no se habla delante de los mayores. ¡Sentaros! (Todas se sentaron)
(Poncia entra con una bandeja de limonada y reparte un vaso a cada una,  hacía tanto calor que no dejan de abanicarse. después sale)
VECINA.- (Mirando a Angustias) ¿Has visto a Pepe el Romano?
BERNARDA.- ¡No, no lo ha visto!
A quien si hemos visto es a tu tía que ha estado todo el tiempo al lado de un viudo. Las mujeres no deberían mirar a los hombres en la Iglesia. ¡Qué vergüenza!
(Las vecinas se miraban extrañadas y reprimidas)
VECINAS TODAS.- Padre nuestro que estás en los Cielos.........Santa María madre de Dios, ruega por nosotros........
(Una vez terminaron, se despiden de Bernarda y de sus hijas y se marchan)
PONCIA.-(Entra en la sala con una bolsa) Toma Bernarda, los hombres del pueblo han reunido este dinero para pagar la misa del funeral de tu marido.
BERNARDA.-Sal al patio y dales las gracias. Dales una copa de licor y asegúrate de que no entran en casa.
PONCIA.-Debes de estar contenta Bernarda. Todo el mundo ha venido a darte el pésame.
BERNARDA.-(Indignada) ¿Contenta?¡Pero si han venido a fisgar! Tienen malicia, no son de fiar. Lo único que han  hecho es ensuciarme la casa. ¡Adela, dame un abanico!
ADELA.- Toma madre.(Adela le da un abanico de flores)
BERNARDA.-(Lo tira al suelo con rabia) ¡Las viudas  no pueden lucir colores!¡Y ahora quiero que me escuchéis con atención! Durante los ocho años que dure el luto, no entrará ni saldrá nadie de esta casa. Estas puertas y ventanas están tapiadas para vosotras. Así que ya podéis ir bordando vuestro ajuar.
MAGDALENA.- Yo no quiero bordar nada. Ya tengo treinta años y se que no me voy a casar. ¿Porqué tengo que estar aquí encerrada mientras el tiempo pasa?
BERNARDA.-Porque eres una mujer!
MAGDALENA.-Pues ojalá no lo fuese.
BERNARDA.- (Respirando hondo) Ahora que no está vuestro padre, aquí mando yo. ¿Os ha quedado claro?
(ya más calmada) Y Angustias?
ADELA.-Cuando he ido a mirar las gallinas, la he visto mirando por las rendijas de la puerta del patio.
BERNARDA.- Pero los hombres ya se habían ido ¿verdad?
ADELA.- Todavía quedan algunos.
BERNARDA.- (A gritos) ¡Angustias!
ANGUSTIAS.-¿Qué pasa madre?
BERNARDA.-¿Se puede saber a quién mirabas y por qué?
¿Te parece decente perseguir a un hombre el día del entierro de tu padre? Venga, contesta!¿A quién mirabas?
ANGUSTIAS.-¿Yo?
BERNARDA.-¡Si, tu!
ANGUSTIAS.- A nadie.
BERNARDA.- (Se dirigió a Angustias y le espetó una gran bofetada) ¡Serás descarada!
PONCIA.-(Entro corriendo al oir los gritos) Calma Señora!
BERNARDA.- ¿Salir de aquí, salir ahora mismo!
PONCIA. Señora, no se enfade tanto con ellas. Angustias solo quería saber lo que hablaban los hombres en el patio.
BERNARDA.- ¿Y qué decían?
PONCIA.-Hablaban de la Paca. Por lo visto unos cuantos hombres han atado al marido y se la han llevado a la mujer al monte. Llevaba los pechos al aire y uno de ellos la abrazaba.
BERNARDA.- Es la única desvergonzada del pueblo.
PONCIA.- No es del pueblo, es de lejos, y los hombre que se la llevaron también. Los hombres de aquí , no serían capaces de hacerlo.
BERNARDA.- Siiii, pero les gusta verlo y comentarlo.
PONCIA.-Han contado más cosas, pero me da vergüenza repetirlas.
BERNARDA.- Y Angustias lo oyó?
PONCIA.-¡Claro que si!
BERNARDA.-(Se llevó las manos a la cabeza) ¡Cuanto tendré que sufrir para que mis hijas se comporten de manera decente!
PONCIA.-Pero si no te han dado ningún disgusto. Si ni siquiera tienen novio.
BERNARDA.- Si mis hijas no tienen novio es porque no les hace falta. ¿Qué quieres? ¿Que se casen con algún campesino? (Saliendo de la habitación) Solo permitiré que se casen con alguien de su clase.
PONCIA.- Con alguien de su clase? Tus hijas tendrán tierras y vestidos, pero no tienen ni un duro.

(Otra habitación Martirio y Amelia)
MARTIRIO.- Sabes Amelia, Adelaida no ha venido a darnos el pésame.
AMELIA.- Su novio no la deja salir de casa. Antes de tener novio era alegre y ahora no tiene ganas ni de arreglarse. No se si es mejor tener novio o no.
MARTIRIO.- Yo prefiero tener a los hombres lejos. No quería crecer para no tener que casarme con ellos. Por suerte, Dios me ha hecho fea y ninguno se me acerca.
AMELIA.-¡No digas eso!¡A Enrique le gustabas!
MARTIRIO.- No es verdad. Al final se ha casado con otra que tiene más dinero que yo.
AMELIA.- Tendrá más dinero pero es más fea que tu.
MARTIRIO.- ¿Y que más da?. A los hombres lo único que les interesa son las tierras y el dinero y tener una esclava que le prepare la comida.
MAGDALENA.- (Entra a toda prisa) ¿Os habéis enterado ya?
MARTIRIO Y ADELA.- Noo!
MAGDALENA.- Dicen que Pepe el Romano quiere casarse con Angustias.
MARTIRIO.- ¡Pues me alegro por ella!
AMELIA.-¡Yo también me alegro!
MAGDALENA.- Sois unas mentirosas. ¿De qué os alegráis? Si Pepe el Romano quiere casarse con Angustias es para quedarse con su dinero. Pepe tiene 25 años y Angustias 39. Él es joven y guapo y ella mayor y enfermiza. Lo normal es que se interese por Adela que tiene 20 y mucha ilusión y energía.
ADELA.-(Entra con un vestido de color) Como no podré lucirlo por la calle los días de fiesta, he querido darles envidia a las gallinas.
MAGDALENA.- Y qué han dicho las gallinas?(Dijo sonriendo)
ADELA.-No han dicho nada, pero me han llenado las piernas de pulgas.
(Todas rieron)
MAGDALENA.- Lo que tendrías que hacer es regalarle ese vestido a Angustias, así se lo podrá poner el día que se case con Pepe el Romano.
ADELA.-No puede ser! Soy demasiado joven para estar de luto.
MARTIRIO.- Ya te acostumbrarás
ADELA.-No, no me acostumbraré! No quiero estar encerrada. No quiero acabar como vosotras, viejas y amargadas. Mañana me lo pondré otra vez y saldré de casa.
MARTIRIO.- ¡Calla! Pueden oírte las criadas.
CRIADA.-(Entra en ese momento) Pepe el Romano se acerca por la calle.
(Magdalena, Martirio y Amelia se acercaron a una de las ventanas para verlo.
CRIADA.- Tú no vas Adela? Vete a la ventana de tu cuarto y le verás mejor.
(Adela salió corriendo hacia su habitación)
(Mientras unas y otras buscaban una ventana para contemplar a Pepe el Romano, Angustias se acercó a la puerta para salir)
BERNARDA.-¡Angustias! ¿A dónde vas?¿Y qué haces con esa cara maquillada? Es que has olvidado que hemos enterrado hay a tu padre?
ANGUSTIAS.- Madre, te recuerdo que mi padre murió hace tiempo.
BERNARDA.- Serás desagradecida! El difunto cuidó de ti tanto como de tus hermanas. Se merece tu respeto.
ANGUSTIAS.-Madre, déjeme salir.
BERNARDA.- En esta casa se hace lo que yo digo. ¡Y no se hable más!
(Al oir las voces se acercaron todas las hijas y también Mª Josefa, la madre de Bernarda)
(Mª Josefa se presentó con flores en la cabeza y en el escote del vestido)
BERNARDA.- Qué hace aquí mi madre?
CRIADA.- Se ha escapado del cuarto señora.
Mª JOSEFA.- Me he escapado porque me quiero casar. Quiero casarme con un hombre guapo que me de felicidad.
BERNARDA.- ¡Cállese!
Mª JOSEFA.- Voy a recoger mi ropa y mis joyas y me voy a ir de aquí. No quiero ver como envejecéis, no quiero ver a mis nietas solteras y desgraciadas.
BERNARDA.- ¡Encerradla! ¡Sacadla de aquí!
(Entre todas cogieron a Mª Josefa)
Mª JOSEFA.- (Mientras se la llevaban) Me he escapado porque me quiero casar. Quiero casarme con un hombre guapo que me de felicidad.

SEGUNDA PARTE

1.LA ENVIDIA
(Una sala, todas las hermanas están cosiendo en sillas bajas, todas menos Adela. Poncia les acompañaba)
PONCIA. ¿A Adela le pasa algo? La veo nerviosa, alterada, asustada. Es como si llevara una lagartija entre los pechos.
MARTIRIO. Le pasa lo mismo que a todas. Que no podemos salir de casa y acabaremos como unas solteronas.
MAGDALENA. Angustias no,  Angustias se casará.(Dijo con rencor)
ANGUSTIAS.(Dejando la costura y levantándose orgullosa) Pues si!. Dentro de poco me iré de esta casa  y a quien no le guste, que se aguante. Por algo tengo más dinero que vosotras.
AMELIA. Abre la puerta Poncia.¡A ver si corre un poco de aire!
PONCIA. Esta noche parecía que saliera fuego de la tierra. Me levanté para refrescarme y vi a Angustias en la ventana. Todavía estaba hablando con Pepe.
(Al mencionar el nombre de Pepe todas las mujeres se revolvieron de su asiento)
MAGDALENA. ¿Tan tarde?
AMELIA. Diría que se fue sobre la una y media. A esa hora oí que tosía y sentí los pasos de su jaca.
PONCIA. Pero si yo lo oí marcharse sobre las cuatro.
ANGUSTIAS. No sería él
MAGDALENA. ¡Qué cosa más rara!
(Todas se miraron extrañadas)

2.COSAS DE NOVIOS
PONCIA. (Enseguida cambió de tema) Oye Angustias, porqué no nos cuentas lo que te dijo Pepe el primer día que se acercó a tu ventana?
ANGUSTIAS. Nada, cosas sin importancia.
MARTIRIO. ¿No se te ha hecho raro ser de pronto la novia de un hombre al que apenas conoces?
ANGUSTIAS. No. Así es como funciona. Si un hombre se interesa por ti, primero habla con tus padres y luego se presenta junto a tu ventana. Me dijo que buscaba una mujer buena y bien educada y luego me preguntó que si yo quería ser esa mujer.
MARTIRIO. ¡Qué vergüenza!
AMELIA. ¡Es tan guapo!
ANGUSTIAS. Yo casi no podía ni hablar. Era la primera vez que estaba con un hombre de noche.
PONCIA. Pues la primera vez que mi marido se acercó a mi ventana, solo me dijo buenas noches. Nos quedamos callados más de media hora. Recuerdo que me corría el sudor por todo el cuerpo. Luego se acercó a la ventana, metió la mano entre las rejas y en voz baja me dijo que quería tocarme.
(Todas las mujeres se echaron a reir y Amelia se levanta y se asoma a la puerta)
AMELIA. ¡No gritéis, que madre nos va a oir!
MAGDALENA. Esperad, que voy a buscar a Adela, esto es muy divertido y se lo está perdiendo.
PONCIA. Me preocupa Adela. ¿Estará enferma?
MARTIRIO. Lo que le pasa es que no duerme.
ANGUSTIAS. No, lo único que tiene es envidia. Se lo noto en los ojos y en la forma en que me mira. No puede soportar que me vaya a casar con Pepe.

3.EL SECRETO DE ADELA
(Entra Magdalena  con Adela)
TODAS. ¿Qué tal estás?
ADELA. No me encuentro muy bien.
MARTIRIO. (La miró con malicia) ¿Es que esta noche no has podido dormir?
ADELA. ¡Déjame en paz! Estoy harta de que te metas en mi vida. ¿No estabas cosiendo? ¡Pues sigue cosiendo!
PONCIA. (Oyó una voz que llamaba  y se acercó a la puerta) Vuestra madre os llama.
(Las mujeres dejaron sus labores y salieron) (Pero antes de que saliera Adela, Poncia la hizo un gesto para que se quedase) Adela, no le hables así a Martirio. Es tu hermana y te quiere.
ADELA. Martirio me sigue a todas partes. A veces entra en mi habitación para ver si duermo. No me deja respirar. ¡No lo aguanto más! (Una pausa) Dice que envejeceré y que me quedaré sola. Que no disfrutaré de mi juventud ni de mi cuerpo. ¡Pero no, eso no! ¡Yo no haré como ellas! ¡Yo le daré mi cuerpo a quién yo quiera!
PONCIA. (Acercándose a ella) Le darás tu cuerpo a Pepe, ¿No es eso? ¿Crees que no me he fijado? Se que vas a buscar a Pepe cuando te levantas por las noche.
ADELA. ¡Calla! ¡Baja la voz!
PONCIA. No seas tonta y no te metas entre él y tu hermana. Si Pepe te gusta, te aguantas. Angustias es mayor y está enferma. Si se queda embarazada no sobrevivirá al parto. Entonces Pepe quedará libre y podrás casarte con él. Pero de momento,  más vale que te mantengas al margen.
ADELA. (Llorando)Tu consejo es inútil (Se secó las lágrimas).Ni tu ni mi madre conseguiréis cambiar lo que siento. Soy más lista que vosotras y haré lo que me venga en gana.
PONCIA. ¿Tanto te gusta ese hombre?
ADELA. Tanto que soy capaz de hacer por él cualquier cosa. Antes tenía mucho miedo, ya no. Soy fuerte y te lo demostraré. ¡Y ahora, no digas ni una palabra a nadie! (Salió Poncia y ella se sentó)

4. LOS SEGADORES
(Se oyeron el tintineo de unos cencerros, Martirio, Amelia y Magdalena entran en la sala)
MAGDALENA. Los hombres vuelven al trabajo.
MARTIRIO. ¡Pobres! ¿Con este sol!
ADELA. (Mirando a la lejanía) ¡Quien pudiera salir también a los campos!
PONCIA. (Entrando en escena) Ayer llegaron al pueblo 40 o 50 segadores jóvenes. Vienen de lejos, alegres y contentos. Con ganas de fiesta y de disfrutar de la vida. Anoche actuó una mujer vestida con lentejuelas. Tocaba el acordeón y bailaba. Después unos cuantos le dieron dinero y se acostaron con ella.
MARTIRIO. ¿De verdad?
MAGDALENA. ¡No es posible!
PONCIA. Ya sabéis que los hombres necesitan esas cosas. Una vez yo le di dinero a mi hijo para que hiciese lo mismo.
ADELA.  A los hombres se les permite todo.
AMELIA. Nacer mujer es un castigo.
MAGDALENA.  No somos dueñas ni de nuestros cuerpos.
(Se oían ruidos de cencerros, panderetas, voces y canciones)
ADELA. ¡Vamos a verlos por la ventana de mi cuarto! (Y salió junto con Poncia y Magdalena)

5. EL RETRATO DE PEPE
AMELIA.(Martirio con las manos cogidas entre la cabeza) ¿ Qué te pasa?
MARTIRIO. Nada, es el calor. Ya no lo aguanto más. Quiero que llegue noviembre, que llegue la lluvia y la escarcha. Este verano se me está haciendo muy largo. Oye Amelia ¿ Tú por las noches oyes ruido?
AMELIA. Yo duermo como un tronco y no me entero de nada. ¿Por qué lo dices?
MARTIRIO. Porque ya hace varias noches que oigo ruidos en el corral.
ADELA. Serán los mozos que llegan de madrugada. O los animales que están inquietos por el calor.
MARTIRIO. Eso será.
AMELIA. Vete, acuéstate y descansa un poco.
ANGUSTIAS.(Hecha una fiera) ¿Se puede saber quién ha cogido el retrato de Pepe que tenía debajo de mi almohada? (A los gritos de Angustias, todas las demás hermanas se presentaron)¿Dónde está el retrato? Una de vosotras me lo ha cogido y los ha escondido.
MAGDALENA. ¿Como te atreves a acusarnos?
PONCIA. (Mirando a Adela) ¡Quién tenga el retrato que lo devuelva!
ADELA. Yo no tengo nada (ofendida)
BERNARDA. (Entrando en la sala) ¡Silencio! ¡Qué es lo que ocurre!
ANGUSTIAS. Me han quitado el retrato de Pepe.
BERNARDA. ¿Quién ha sido? ¡Contestad!(Todas quedaron calladas) Poncia, ¡registra los cuartos!(Dirigiéndose a sus hijas) ¡Solo me dais disgustos!  Seguro que las vecinas, nos están escuchando y criticando. ¡No me merezco esto!
PONCIA.  ¡Ya tengo el retrato! Estaba entre las sábanas de la cama de Martirio.
BERNARDA. (Enfurecida, se dirigió hacia Martirio dándola con el bastón)
MARTIRIO. (Erguida y desafiante) ¡Aléjate de mí!
ANGUSTIAS. ¡Calma madre!
BERNARDA. ¡Ni siquiera ha echado una lágrima!
MARTIRIO. Quieres hacerme llorar, pero no lo vas a conseguir. He cogido el retrato para gastarle una broma a mi hermana. ¿Qué hay de malo en eso?
ADELA. ¿Seguro que le querías gastar una broma a Angustias? ¿No has cogido el retrato por otro motivo?
MARTIRIO. ¡Tú, cállate! Porque si hablo se te caerá la cara de vergüenza.
ANGUSTIAS. Pepe se ha fijado en mí. Y se casará conmigo. Así que ya os podéis ir acostumbrando.
ADELA. Se ha fijado en ti por dinero. Por tu dinero y tus tierras. Nada más que por eso.
BERNARDA. ¡Ya está bien!¡Callaos todas! Yo ya me imaginaba que esto pasaría, pero no tan pronto. Está claro que tendré que ser mucho más severa. ¡Salid de aquí! Quiero descansar un poco.

6.LA ADVERTENCIA
BERNARDA. (Sentada en una silla. Pensativa. Poncia se quedó de pìe junto a la pared)
PONCIA. Angustias tiene que casarse enseguida. Hay que alejar a Pepe cuanto antes de esta casa. No se si él tendrá muchas ganas de alejarse de aquí.
BERNARDA. ¿Qué insinúas Poncia?
PONCIA.  Yo no insinúo nada. Solo te estoy avisando: abre los ojos y verás lo que pasa.
BERNARDA. ¿Te refieres a Martirio? Martirio ha guardado la foto de Pepe para gastarle una broma a su hermana, Ya lo has oído.
PONCIA. Estás siendo muy estricta con tus hijas. La falta de libertad, tendrán consecuencias negativas. Si hubieses dejado a Martirio que se casase con Enrique, tendrías un problema menos.
BERNARDA. Enrique es un jornalero. Y no permitiré que mis hijas se casen con hombres sin dinero. Martirio se olvidará de Pepe, y si no lo olvida, peor para ella. Ya está decidido, Pepe se casará con Angustias.
PONCIA. Creo que será mejor que Pepe se case con un chica más joven, por ejemplo Adela.
BERNARDA. Las cosas son como son, aunque no nos gusten.
PONCIA. Si, las cosas son como son, pero a veces se descontrolan.
BERNARDA. Por suerte, mis hijas siempre me obedecen.
PONCIA. Por cierto Bernarda, mi hijo vio a Pepe junto a una ventana de esta casa a las cuatro de la madrugada.
BERNARDA. ¿A las cuatro?
ANGUSTIAS. (Estaba escuchando) ¡Eso es mentira! Pepe se va todos los días a la una.
MARTIRIO. (Entra) Yo también lo oí marcharse a las cuatro.
BERNARDA. ¿Se puede saber que está pasando?
ADELA. Madre, no haga caso a los rumores, a la gente del pueblo le gusta hablar mal de sus vecinos.
BERNARDA. ¡Callaos de una vez! Ya me enteraré si son rumores o no. Y, ahora, no quiero oir nada màs sobre este asunto.

7. EL PECADO
CRIADA. En la calle hay liado un gran revuelo.
BERNARDA. Ve a ver qué es lo que pasa Poncia. Vosotras quedaros en el patio. (Todas salieron menos Adela y Martirio)
MARTIRIO. Tienes suerte que me haya callado. Anoche vi cómo te abrazaba Pepe.
ADELA. No pude evitarlo, Martirio. Tú, en mi lugar, habrías hecho lo mismo. La diferencia es que Pepe me quiere a mí.
MARTIRIO. No dejaré que te siga abrazando.
ADELA. ¡Martirio Por favor, no digas nada! (suplicándola)
(Bernarda y Poncia entran en la sala)
PONCIA. Ya se que pasa en la calle. La hija de Librada, la que està soltera, ha tenido un hijo, pero nadie sabe quién es el padre.
ADELA. ¿Un Hijo?
PONCIA. Así es. Y para esconder su vergüenza, lo ha matado y lo ha metido debajo de unas piedras. El caso es que unos perros lo han sacado de allí y lo han dejado delante de su puerta. Ahora los vecinos la arrastran calle abajo y los hombres vienen corriendo de los campos. La quieren castigar.
BERNARDA. ¡Sí! ¡Que vengan! ¡Que traigan ramas de olivos y mangos de azadas!¡Que vengan para matarla!
ADELA. ¡No, matarla no madre!
BERNARDA. ¡Sí! Que pague por su pecado.
MARTIRIO. ¡Si si, que pague por lo que ha hecho! ¡Que pague por su pecado!
ADELA. ¡No! (llevándose las manos al vientre) ¡Eso no!

TERCERA PARTE

1.PLANES DE BODA
(En el patio, Bernarda y sus hijas cenando en el patio. Dentro de la mesa alumbraba un quinqué. Las acompañaba Prudencia una vecina)
BERNARDA. ¿Cómo está tu marido?
PRUDENCIA. Ya lo conoces. Sigue enfadado con sus hermanos por culpa de la herencia. Y todavía no ha perdonado a  nuestra hija.
BERNARDA. Hacen bien. Las hijas que desobedecen dejan de ser hijas para convertirse en enemigas.
(Suena un golpe fuerte)
PRUDENCIA. ¿ Que ha sido eso?
BERNARDA. (Se levantó) Es el caballo semental. Está encerrado en la cuadra y da coces contra el muro. Debe de tener calor. (se asomó a la ventana) ¡Dejadlo salir al corral!(Vuelve a la mesa y se sienta)
PRUDENCIA. ¿Cuándo se casa Angustias?
BERNARDA. La pedida se celebrarà en tres días.
PRUDENCIA. (Dirigiendo la mirada a Angustias) ¿Y te ha regalado el anillo?(Angustias extiende  la mano y lo enseña) Tiene tres perlas. Es precioso. Aunque en mis tiempos las perlas eran símbolo de lágrimas.
ANGUSTIAS. ¡Pero los tiempos han cambiado!
ADELA. Las costumbres son las costumbres. Y los anillos de pedida deben de ser de diamantes.
PRUDENCIA. ¿Y dónde os vais a vivir? ¿Y los muebles?
BERNARDA. Los muebles de los mejores.
PRUDENCIA. Yo nunca tuve muebles tan buenos. Aunque lo importante no son los muebles. Si no que todo vaya bien.
ADELA. Si, pero eso nunca se sabe.
(Suenan las campanas de la Iglesia.
PRUDENCIA. Me voy a misa. Volveré antes de la boda para ver el vestido de la novia.

2.TRISTEZA DE ANGUSTIAS
(Terminan de cenar)
ADELA. Voy a salir un rato a estirar las piernas y tomar el fresco.
AMELIA. Yo voy contigo.
MARTIRIO. Yo también.
MAGDALENA. Y yo.
ADELA. Tenéis miedo de que me pierda?
(Angustias comienza a quitar la mesa)
BERNARDA. Angustias, quiero que hables con Martirio. Lo del retrato fue una broma y tienes que olvidarlo.
ANGUSTIAS. Madre, sabes que eso no es así. Martirio me odia.
BERNARDA. Si te odia o  no te odia, me da igual. Por mí, como si no os queréis hablar. Pero no quiero que las vecinas se enteren. Para los demás, esta familia debe ser ejemplar, ¿entendido? Y por la noche, ¿que te cuenta Pepe?
ANGUSTIAS. Pienso que está distraído. Que piensa en otra cosa. Si le pregunto que le pasa, me dice que son cosas de hombres.
BERNARDA. No debes hacerle preguntas. Y cuando te cases menos. Así te ahorrarás disgustos.
ANGUSTIAS. Madre, debería estar contenta, pero no lo estoy.
BERNARDA. Eso no tiene ninguna importancia.
(Las chicas entraban del patio)
ANGUSTIAS. Me voy a la cama. Buenas noches.
ADELA. ¿Ya te acuestas?
ANGUSTIAS. Si Pepe está de viaje y no vendrá esta noche.
BERNARDA. Entonces hoy nos acostaremos pronto. ¡Venga, todas a la cama!


3.LA CALMA DE BERNARDA
(Todas se fueron menos Bernarda)
PONCIA. ¿Todavía no te has acostado?
BERNARDA. No. Quería disfrutar de un momento de silencio. Poncia creo que el otro día te equivocaste. En esta casa no pasa nada.
PONCIA. En esta casa parece que no pasa nada. Pero tus hijas no están tranquilas. Por más que lo intentes, no podrás controlar lo que sienten. De todas maneras yo soy solo la criada y mi opinión no tiene importancia. Cambiemos de tema.
BERNARDA. Te conozco y te conozco bien Poncia. Quieres cambia de tema porque no tienes nada que decir, nada que criticar, nada que echarme en cara. Pero has de reconocer que gracias a mi vigilancia todo va bien en esta casa.
PONCIA. No estés tan segura, Bernarda. En cualquier momento puede ocurrir algo inesperado.
CRIADA. (Entrando en el patio) Señora, ya he terminado de lavar los platos. ¿Necesita algo más?
BERNARDA. No. me voy a la cama. (Y se va de la escena)

4.LA INQUIETUD DE LAS CRIADAS
(Las dos criadas en escena)
CRIADA. La señora es tan orgullosa que no quiere reconocer lo que está pasando. La gente dice que Adela se ve por las noches con Pepe.
PONCIA. Es cierto. Están enamorados. Yo he avisado a Bernarda, pero no me ha hecho caso.
CRIADA. Pepe se casará pronto con Angustias. Eso le hará retirarse de Adela.
PONCIA. Yo no estoy tan segura. Adela no piensa renunciar a Pepe. Sus hermanas la vigilan. Además, Martirio también está enamorada de ese hombre y no va a permitir que Adela se salga con la suya.
CRIADA. ¿Cómo pueden ser tan malas?
PONCIA. Yo no diría que son malas. Es que llevan mucho tiempo encerradas. No han tenido novio, no han disfrutado de la vida. Tienen mucha frustración y rabia. Pero calla...(ladra un perro) parece que pasa alguien por delante de la casa.
(Adela entró en el patio, vestida con enaguas blancas y corpiño)
PONCIA. ¿No estabas en la cama?
ADELA. Si, pero me ha despertado la sed.(Adela coge un vaso y bebe) ¿Y vosotras?¿No os acostáis?
CRIADA. Ahora vamos
(Entraron todas a la casa y todavía se oían el ladrido de los perros)

5. EN EL PATIO
(Adela volvió a entrar en el patio(sala). Miró hacia los lados asegurándose que no había nadie y salió por la puerta que daba al corral. Martirio entra en el patio. Antes de irse  por donde Adela, llega la abuela por otra puerta)
MARTIRIO. ¿Qué haces aquí, abuela?
Mª JOSEFA.- Me he escapado. Quiero irme de aquí Martirio. En esta casa no hay vida, todo es luto. En esta casa no hay niños, todo es silencio. ¿Me abres la puerta para salir al campo?
MARTIRIO. (Agarrándola del brazo) Primero vete a dormir y luego te abro.(Se la llevó dentro)(Después vuelve y se acerca a la puerta del corral) ¡Adela! (la llamó en voz baja) (Nadie contestaba) ¡Adela! (gritó más alto)

6. EL ENFRENTAMIENTO
ADELA(Toda despelucada salió) ¿Qué quieres?
MARTIRIO. Deja en paz a ese hombre. Lo que estás haciendo no es propio de una mujer decente.
ADELA. Ya te gustaría hacerlo a ti.
MARTIRIO. Sabes que Pepe va a casarse con Angustias.
ADELA. Lo único que le interesa es su dinero. Pero me quiere a mi y lo sabes Martirio. (Acercándose a Adela) Me quiere a mi, me quiere a mi.
MARTIRIO. Deja de repetirlo.
ADELA.(Abrazando a su hermana) Se que tu también lo quieres. Pero me ha elegido a mi. Tienes que entenderlo.
MARTIRIO. ¡Suéltame!¡No me abraces! No quiero saber nada de ti, no te considero mi hermana.
ADELA. Como tu quieras. Pero no voy a renunciar a Pepe. Y las críticas de los vecinos no me asustan. Que se case con Angustias no me importa. Me iré a vivir sola y podrá ir a verme cuando quiera.
MARTIRIO. ¡No permitiré que eso ocurra!¡Haré lo que sea para impedirlo!(De pronto se oyó un silbido. Adela se dirige a la puerta del corral pero Martirio se lo impide) ¿A dónde crees que vas?
ADELA. ¡Apártate de la puerta!(Las dos se enzarzan)
MARTIRIO. ¡Madre, madre!

7. LA MUERTE
BERNARDA. (Entra vestida con enaguas blancas y un mantón negro por encima)¡Quietas! ¡Quietas!¿Se puede saber los que está pasando?
MARTIRIO. Adela estaba en el corral con Pepe. Fíjate en su ropa, está llena de paja.
BERNARDA. El pajar es la cama de las mujeres desvergonzadas.
ADELA. ¡Me da igual, madre!¡Dí lo que quieras!¡Voy a irme de esta casa!¡Voy a hacer lo que me de la gana!(Adela se acerca a la madre, coge el bastón y lo parte en dos)¡No pienso aceptar más ordenes!
(Alertadas por los gritos, las demás hermanas y Poncia, entran en el patio)
AMELIA. Adela ¿Qué está pasando?
ADELA. (Mirando con rabia a Angustias) Entérate de una vez Angustias. Pepe me quiere a mi. Y si no te lo crees, entra en el corral y pregúntaselo.(Bernarda entra y al momento sale con una escopeta) ¡No conseguiréis separarme de Pepe! (Se va de la escena, pero antes la agarra Angustias)
ANGUSTIAS. ¡Tú no sales de aquí, ladrona de maridos!
(En ese momento se oyó un disparo, Bernarda, Martirio y Poncia entraron de nuevo en el patio)
BERNARDA. ¡Corre! ¡Ve ahora a buscarlo!
MARTIRIO. Se acabó Pepe el Romano.
ADELA. ¿Pepe? ¿Pepe?¿Qué le habéis hecho? (Estaba aterrorizada, se fue para adentro)
PONCIA. ¿Lo has matado de verdad, Bernarda? (Bernarda negó con la cabeza)
BERNARDA. No lo he dado. Asustado se ha montado en su jaca y ha huído.
(Entonces oyeron un golpe y se acercaron a la puerta de entrada de la casa)
BERNARDA. ¡Adela, Adela! ¡Abre la puerta! ¡No creas que esconderte va a servir de nada!¡Abre ahora mismo!
(Al ver que no contestaba, Poncia entró empujando y al rato salió gritando)
PONCIA.- ¡Ay, Ay Bernarda!
BERNARDA. ¿Qué pasa Poncia?
(Poncia se llevó las manos al cuello y luego se santiguó)
PONCIA. Adela se ha ahorcado. No deseo ese final a nadie.
BERNARDA. Dió un grito y luego un paso adelante. Pepe pagará por esto. Y ahora descolgadla. Llevadla a su cuarto y vestidla de blanco. Quiero que todo el pueblo sepa que mi hija ha muerto Virgen y honrada.
MARTIRIO. Al menos pudo disfrutar de él.
(Las hermanas se pusieron a llorar)
BERNARDA. ¡Silencio! ¡No quiero lágrimas!¡Las lágrimas os las guardáis para cuando nadie os vea! Nos esperan muchos años de luto. Y los viviremos con orgullo. Adela, la hija menor de Bernarda Alba ha muerto Virgen. Y eso es lo más importante de todo.

F I N


 Convocamos al grupo que confirmó su participación y repasamos por primera vez el texto.